En plena pandemia por Covid-19, un joven maestro de música emplea las herramientas tecnológicas que tiene a la mano para seguir trabajando con sus alumnos, que van desde la etapa “maternal” hasta los últimos grados de secundaria.

Desde que se suspendieron las clases presenciales, Gustavo Adolfo Gómez López, de 26 años de edad, destina todas sus tardes a planear, organizar, grabar, editar y difundir sus lecciones de música, que desde hace meses se imparten de manera virtual.

No obstante, asegura que todo esfuerzo es poco, pues en estos días de incertidumbre y frustración, los más pequeños de la casa no pueden quedarse sin música.

“La música siempre va a ser un bien para las personas, estemos o no en contingencia sanitaria, es algo que nos relaja, nos ayuda a entender nuestras emociones, sobre todo en estos meses que los niños se han sentido frustrados porque toda su vida cambió, no van a la escuela, no ven a sus amigos; la música los hace bailar, cantar, coordinar sus movimientos, incluso me atrevería a decir que la música los ayuda a madurar de una manera saludable. La música es fundamental en estos días de contingencia, por eso es que me tomo mis clases muy en serio”, comparte.

El maestro pide a la sociedad no menospreciar el trabajo de profesores al impartir clases en línea o grabarlas en video para subirlas a plataformas digitales, pues dice “hay un gran trabajo detrás de eso”.

En su caso, graba clases de aproximadamente siete minutos de duración y tarda tres horas en realizar un video, desde la planeación hasta que el material está listo para ser consultado por los alumnos.

“Mis clases básicamente son videos grabados, son de siete minutos porque es la duración que me pide la escuela, en cada uno realizo dos actividades. Y aunque parezca que es poco, en realidad me tardo más o menos tres horas en realizar cada uno de esos videos, y debo entregar videos para al menos tres grados distintos. Lleva mucho tiempo desde la planeación, búsqueda de actividades, grabar y grabar porque siempre hay errores y tienes que empezar de nuevo, después de eso viene todo un trabajo de edición, cuidar que la luz y el sonido estén bien, es mucho trabajo”.

Sin embargo, a pesar de los nuevos retos que implican las clases online, Gustavo expresa que todo el esfuerzo vale la pena cuando ve a sus alumnos felices por realizar sus actividades musicales.

“A veces los papás de mis alumnos me envían videos en donde veo cómo los niños se emocionan mucho con las clases, ahí me doy cuenta que todo vale la pena”.

Aunque Gustavo Adolfo se considera afortunado por ser joven y tener mayor facilidad para manejar las aplicaciones móviles, confiesa que no fue sencillo adaptarse a esta nueva normalidad, empezando por el espacio limitado de su casa, pues requería de un pequeño estudio para impartir sus sesiones.

“Tuve que hacer un espacio en mi recámara y acondicionar ese espacio para tener mis instrumentos a la mano, incluso decorarla para que los alumnos se sientan inspirados, aunque sean clases digitales, todo eso cuenta”.

Una vez superado el reto del espacio, vino el reto de empatar los horarios, pues además de ser profesor, Gustavo coordina el Mariachi Tres Coronas, actividad que requiere varias horas de la semana, ya sea para salir a trabajar o para practicar con sus compañeros. “Algunas veces grababa mis clases a primera hora del día, y sólo tenía tiempo de editar los videos en la madrugada”.

Aunque los últimos meses han sido un reto, el joven maestro asegura que 2020 no fue un año perdido en lo que a música se refiere.

“Toda esta situación nos tomó por sorpresa, nadie estaba preparado para esto, pero yo lo veo de esta forma, si los estudiantes retuvieron la información aprendida en las aulas de clase, eso ya es ganancia. Las clases en línea no te permiten tener un acercamiento con tus alumnos, algo que es muy importante sobre todo en la música, pero yo vi que reforzaron lo que ya habíamos visto, practicaron, tienen frescos esos conocimientos y eso para mí es una gran ventaja, la tecnología nos permitió eso”, comenta.

Así es como apoyado de un tripié y su celular, Gustavo Adolfo sale a cuadro acompañado de guitarra y teclado, palo de lluvia y flautas, para interactuar con sus alumnos. Incluye en cada clase alguna actividad musical y otra de elaboración de instrumentos con el material que se tenga en casa.

“No sé qué nos espera en 2021, pero yo seguiré esforzándome para que mis clases no se detengan, desde que soy profesor de música, hace tres años, he visto a mis alumnos aprender notas musicales, aprender a cantar, a tocar un instrumento, muchos de ellos descubren habilidades que ni siquiera sabían que tenían, esa es la satisfacción más grande de todo maestro, sin importar la materia que se imparta”, afirma el profesor, que toca la guitarra desde los 14 años.

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