“Estos fenómenos que estamos viendo estos días ya se vivieron en México. De dictadores, tiranos, demagogos este México tiene mucha experiencia. Al pueblo se le olvida, no tiene historia y volvemos a caer en las mismas cosas. La tentación de una oligarquía política de dominar y gobernar al país está ahí”, afirma el escritor Guillermo Dellamary, autor del libro ¡Es por México!

Con su libro, escrito en coautoría con Francisco González, Dellamary busca estimular la conciencia cívico-ciudadana y pretende “poner un granito de arena” para las nuevas generaciones, además de subrayar los riesgos de hacer caso a tiranos y demagogos.

“Uno de los temas esenciales del libro ¡Es por México! es despertar el pensamiento crítico de las personas, que no se dejen envolver por la ignorancia, o por la manipulación o la propaganda política”, enfatiza el autor del libro que se presentó en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara de 2023.

El mayor patrimonio que tiene un pueblo es su gente, su cultura, su historia, pero esa gente tiene que pensar, tener educación, cultura, y una conciencia colectiva que los haga saber que México es de todos.

Indica que el pensamiento crítico es el antídoto en contra que las personas sean fácilmente engañadas, por que la persona en lo común, en lo social, no distingue lo verdadero de lo falso, no distingue un discurso genuino o auténtico de una parodia, de una teatralidad política.

“La reflexión, que siempre ha sido lo que le molesta a los tiranos, a los dictadores, a los gobernantes que quieren asumir todo el poder y manipular a un pueblo ignorante, es que exista gente pensante, que reflexione, que sea capaz de discernir entre lo que es verdad y lo que es falso. Este libro pretende enseñarte a tener un pensamiento crítico, a hacerlo por un amor genuino a tu país que eso es hacer política, no es oler las porquerías de los candidatos, de los partidos políticos, eso es un modelo político.

La verdadera política es tener conciencia del colectivo, tener conciencia de lo que se necesita en tu colonia, en tu país para que mejoren las cosas, y no le vamos a dejar esa mejoría a la administración pública o el establishment del momento, sino que yo soy responsable, yo decido quién va a administrar los bienes de todos. No es el gobierno. Esa es la falsedad que nos han metido. La autoridad es la del pueblo”, dice el también sicólogo, filósofo, investigador de archivos y estudioso y analista de la realidad política nacional.

Por eso es importante que el pueblo abra su conciencia, se dé cuenta de las cosas, eleve su nivel académico, de ahí la importancia de las universidades y el sistema educativo, para elevar la conciencia colectiva y el análisis crítico.

Lo que es importante es ser críticos y para ello se debe de aprender a no vivir del instinto, muchos menos emociones negativas, que se sea más valiente y expresar los puntos de vista, no sólo el día de la elección, sino que se tenga mayor capacidad de participar en la vida del colectivo, porque la principal enfermedad de una sociedad que pretende una apertura democrática es la apatía. Votar no es democracia. La democracia es la participación activa, propositiva de la gente.

“Entre menos participa la masa, y la masa sea más ignorante, menos reflexiva, mejor (para el poder) porque el instrumento de la propaganda es el arma más actualizada que se tiene para manipular a la masa. La propaganda se potencializó por medio de la comercialización de productos y por medio de las estrategias de poder controlar al pueblo a través del discurso de los demagogos, de los tiranos o de los futuros dictadores”, subraya.

La democracia, dice, que es la pretensión del gobierno de todos, tiende a generar su opuesto, que son las tiranías y las dictaduras. Siempre hay grupos oligarcas que aliadas entre sí con poder político, con el poder legal y con el poder el dinero buscar retomar el poder que se extiende en el pueblo, volverlo a hacerlo suyo y volver a dominar y controlar todo los demás, y para eso es necesario tener los recursos económicos y las fuerzas militares.

“Ahí es donde empiezas a ver que se está gestando una nueva tiranía o una nueva dictadura, porque se tiene el poder económico o el legal o legislativo, además se tiene el poder de la justicia y el poder del ejército o de las fuerzas armadas.

Ese control es el que necesitan los dictadores y los tiranos para poder someter cualquier intento de subversión o de tentación de levantarse en contra del poder que ya se está gestando en muy pocas personas que nosotros le llamamos, en sicología política, la oligarquía tiránica”, indica.

Destaca que si se supone que sí en estos momentos hay síntomas de tiranía viene el rebote a síntomas de más democracia, y es el despertar del pueblo, que no quiere una actitud paternalista, ni que se manipule a las masas con las grandes estrategias de propaganda.

Los oligarcas, los futuros tiranos, cada vez tienen más poder y van eliminando a quienes los reten, y por eso acaba un sólo líder ganador o un grupo minúsculo, algunos que son visibles y otros que están tras bambalinas, puntualiza.

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