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Se dice que si eres capaz de repetir una actividad durante 21 días seguidos, entonces lo conviertes en un hábito. Nada mejor que enero, el inicio de un año nuevo, para comenzar a implementar rutinas saludables, especialmente en el ámbito de la comida.

“Se debe iniciar poco a poco, el primer paso podría ser tomar agua. Es recomendable beber de uno y medio a dos litros diariamente, es el mejor detox que hay. Además puedes agregar de dos a tres tazas de té verde, que también ayuda a desintoxicar y a mejorar la digestión, después de los excesos de la ‘pachanga’”, afirma Julia Salinas, médico especialista en Nutrición Clínica.

De acuerdo con la experta, el segundo paso es comer más verduras, de preferencia hortalizas, evitar los tubérculos (papa, camote, etc.) porque la mayoría son azucarados, y aumentar el consumo de hojas verdes. “Entre más oscuras, tienen más hierro y otros nutrientes; hay que evitar las frutas porque son dulces. Y en la hora de la comida se debe comenzar con ensalada porque te hace sentir satisfecha más pronto y forma una capa que ayuda a absorber menos grasa.

“Tienes que cambiar de mentalidad y comenzar a comer cosas saludables, así, después de un tiempo ya no se te van a antojar los alimentos grasosos. El cuerpo se acostumbra, igual si comes mal todos los días, que si comes bien. Además, cuando consumes algo pesado como hamburguesa, papas y refresco, en el momento lo disfrutas, pero después te sientes mal, por el contrario si es algo saludable, te sientes ligero”, explica el chef Jared Reardon, del restaurante Jaso.

¿Qué incluir?

Jared recomienda platillos con pollo, guisado de diferentes maneras, acompañado por verduras. “Se puede incluir todo lo que quieras brócoli, elote, coliflor, calabaza verde, un poco de jengibre y soya. Nada es nada frito ni grasoso, sin embargo, es crujiente”.

Otra propuesta es la pechuga rellena de huitlacoche, elote y flor de calabaza, acompañada con frijoles negros, aguacate y tomate. Y también un pollo entero estilo libanés horneado con sal de mar, paprika, pimienta negra, tomillo, perejil y aceite. Este va acompañado con lentejas, col de Bruselas, higos, chabacano, arándano y manzanas secas, y berenjena rostizada.

“Un platillo de dieta no tiene que ser desabrido; al contrario, pude ser sencillo en su preparación, con muchos colores y sabores ricos, además fresco. Tampoco es necesario utilizar mantequilla o crema para que esté bueno, hay especias y otros ingredientes que se pueden agregar. Además, la ventaja es que las verduras son ilimitadas”, agrega el cocinero recién nombrado vocero de Tyson FoodService.

¿Qué pedir?

De acuerdo con Julio, también vocera de Dukan, “se deben planear las comidas para balancearlas, por ejemplo, si desayunaste quesadillas, no puedes pedir pasta a la hora de la comida. Es preferible pedir los aderezos por separado, la sopa de verduras, en lugar de una crema, evitar los refrescos, elegir los cortes de carne con menos grasas y medir los postres; es mejor una bola de nieve de limón que una crepa con cajeta”.

Y es que no se trata de sufrir, sino de aprender a comer. “Lo ideal es tener colaciones entre comidas porque así llegas sin hambre al restaurante y puedes elegir con calma lo que vas a comer; por ejemplo, son recomendables los pescados de agua fría, salmón, sardina y atún fresco, pues aportan Omega 3”, agrega.

También aconseja disminuir el consumo de carbohidratos y aumentar las proteínas, como lácteos y cárnicos bajos en grasa, pollo sin piel, pavo y claras de huevo, entre otros productos de origen animal. Ingerir más fibra para evitar problemas de colitis y vesícula; y los cereales integrales, como el salvado de avena y la chía, que recubre el intestino y mejora la digestión, entre otros beneficios.

Finalmente, cualquier programa de nutrición o dieta debe ser supervisada por un experto, pues debe combinarse con el ejercicio adecuado para cada persona. Y no tiene que ser Año Nuevo, cualquier momento es bueno para comenzar.

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