“Queremos que ésta sea su noche. Los que tengan que llorar van a llorar, los que se tengan que enamorar, se enamorarán y los que tengan que mentar la madre, ustedes ya sabrán a quien”, dijo Ashley en el Josefa Ortiz.

“Pero no vamos a empezar tan rudas”, agregó y soltaron una más de esas canciones de desamor.

Era apenas la tercera “rola” del concierto y las hermanas Pérez Mosa ya habían puesto al “respetable” con los ánimos al tope.

Es la gira de los 14 años de carrera, con el Primera Fila Hecho realidad, álbum que congrega sino no las mejores canciones de las chicas, sí lo más memorable.

Sonaron las notas de “Soy mujer” y desde el principio del show se aclararon las cosas: “¡Arriba las mujeres de Querétaro”, gritaron.

Fue un concierto de dos horas, un diálogo franco y abierto, de niñas para niñas.

Cantaron “Perdón, Perdón”, ese tema que en YouTube tiene poco más de siete millones de reproducciones.

“Te idealicé a mi lado en mis noches y días, me aferré a la idea de que tu eras el amor de mi vida, te pido perdón, perdón por haber esperado demasiado de un perdedor”. (“Perdón, perdón”).

Confesionario femenino frente a unas cuatro mil almas atormentadas por el amor de adolescente.

Subió al escenario Vero, una infante a la cual no le han roto todavía el corazón, pero cantó como si ya hubiera sucedido. “Yo no sabía que sin tus besos pasaría tan lento el tiempo y lo aprendí se tí”. (“Lo aprendí de ti”)

Sobre el escenario iban a tratar esos temas tan íntimos: amor, desamor y reconcilianción. “Tú me quieres pero yo te amo, esa es la verdad”. (“Te dejo en libertad”).

Temas de despecho y masoquismo: “Eres el peor amor que he conocido, tan perfecto que no te olvido, piensa en mí, ayúdame a odiarte, has las cosas que hacen los cobardes, no me trates bien, ni sonrías más, pues mi alma sigue sufriendo, sé un ex de verdad y trátame mal, ayúdame con eso”. (“Ex de verdad”)

Canciones de duda y amor: “Ahora yo sé que ya no debo hacerlo, dos copas de más me atraen a tu recuerdo, me hacen dudar si fui yo quien se rindió primero, en la soledad lo malo sabe bueno, yo sé que no debo hacerlo, pero hoy te llamaré” (“Dos copas de más”)

No había caído el telón de inicio en el Auditorio Josefa Ortiz cuando la fiesta ya había empezado.

Les habían repartido, quién sabe quien, quién sabe cuándo, unos globos blancos y un par de animadores improvisados, armaron la ola de la felicidad. Eran las ansias por ver a Ha*Ash.

El dúo originario de Lake Charles, Louisiana, está en su mejor momento de su carrera y se ve, se siente sobre el escenario.

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