Las calles de Querétaro lucen como hace 20 años. La circulación es fluida, se ven pocos automovilistas en las vialidades y hay lugares para estacionarse en el primer cuadro capitalino. Muchas familias deciden quedarse en casa, ahorran gasolina para las actividades de la semana. Sólo donde se aprecian filas de autos es en las gasolineras. Incluso, la carretera México-Querétaro, regularmente saturada de autos, registra un avance rápido.

Desde el viernes en la noche la ciudad registró una disminución en el tránsito. A las 19:00 horas de ese día, avenida Universidad, regularmente saturada de autos, lucía un avance rápido. Boulevard Bernardo Quintana registraba una situación semejante. Pocos automovilistas usan sus unidades.

Este sábado por la mañana las calles también están desiertas. Sólo los alrededores de las gasolineras donde se abastece de combustible registran grandes filas de conductores que buscan repostar. Las filas llegan casi a los dos kilómetros, como es el caso de la gasolinera ubicada en el libramiento vial Fray Junípero Serra, a la altura del fraccionamiento La Pradera, en el municipio de El Marqués.

Ese centro de servicio es de los pocos en la capital de estado y su zona metropolitana que no ha cerrado desde que inició la crisis de abastecimiento de combustibles en el estado y el país.

Bernardo Quintana, la mañana de ayer presentaba circulación fluida, parecida a la que se registra los días festivos, como Navidad y Año Nuevo.

La lateral del boulevard presenta vialidad lenta sólo al llegar a la altura de la colonia Carretas. En esa zona hay una gasolinera abierta y los automóviles estacionados en espera de cargar combustible ocupan el carril de la derecha.

La clásica cortesía queretana al volante desaparece, al igual que la gasolina, cuando algún automovilista quiere ingresar a la colonia Carretas y debe pasar entre quienes esperan su turno en la estación de servicio. A duras penas dan el paso.

Los estacionamientos de centros comerciales también se aprecian con pocos vehículos. En parte por la llamada “cuesta de enero”, en parte por la crisis de combustibles. Plaza de las Américas, por lo regular un centro comercial con un número considerable de clientes, registra un movimiento moderado.

Avenidas como Constituyentes, Zaragoza, Los Arcos, Corregidora y Ejército Republicano son ocupadas principalmente por el transporte público. Los autos particulares son pocos.

En el primer cuadro capitalino la circulación es constante. Los autos en sus calles no son muchos. Los ciclistas se multiplican en la ciclopista, y por algunas vialidades el número de personas que caminan por las aceras es mayor al visto en días normales.

La carretera México-Querétaro también registra menos tránsito que lo normal. La mayoría de los vehículos que circulan son de carga y esas unidades también se ven en número reducido.

Dos gasolineras, en dirección a México, están abiertas. Presentan largas filas en el acotamiento de la autopista. Más de un kilómetro de autos, en espera de cargar combustible.

Algunas colocan carteles de “Sólo diésel”, hidrocarburo usado más por transportistas que por particulares, a pesar de que tiene más rendimiento por kilómetro.

Algunos camiones paran en la estaciones de servicio, en cuyas tiendas de conveniencia hay pocos clientes. Ellos también padecen el desabasto de gasolina.

Las actividades en la capital queretana siguen, pero a un menor ritmo. Los comercios, restaurantes y tiendas están abiertas, pero se aprecian menos clientes en ellos. No hay filas en los valet parking de los restaurantes. No hay estacionamientos llenos. Todo se mueve a otro ritmo, a otra velocidad.

El acostumbrado trajín de fin de semana en Querétaro y su zona metropolitana desaparece por unos días. Los pocos que circulan en las calles lo hacen de manera rápida, no hay atascos viales.

En los cruces apenas unos cuantos autos esperan la luz verde para avanzar. Querétaro retrocede dos décadas en el tiempo.

cetn

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