El matador Arturo Saldívar se enfilaba como el gran triunfador de la tradicional corrida por los Festejos Patrios en la plaza Provincia Juriquilla.

A la mitad del festejo taurino, tras la lidia de tres toros, el diestrojalisciense –aguascalentense por adopción- había cortado un apéndice además de cautivar a la afición con su estilo.

El rejoneador Emiliano Gamero fue el primero en aparecer en el ruedo, montando a Bendito para lidiar a un ejemplar de la Ganadería Venta de Romero, burel de patas cortas de nombre ‘Juanpe’ de 452kg; vestido a la usanza española en colores nazareno, Gamero encaró al toro a su propio estilo, esta vez sobre Fantástico, en el que colocó con pericia las banderillas, que provocó la ovación en el público, dándole paso asu tercer caballo, Destino. El torero a caballo ejecutó otra tanda de banderillas y con Presagio realizó una banderilla al violín.

Los forcados de Querétaro tuvieron su intervención durante la faena en la que no consiguieron la pega en el primer intento. El forcado de cara Carlos Rodríguez se quedó solo ante el toro y fue hasta el segundo intento que ejecutaron con éxito su labor. En el rejón de muerte, Gamero brindó la ejecución a los damnificados del terremoto en el sur del país; en el primer intento pinchó y fue hasta el segundo intento cuando consiguió su cometido, que le valió el dar una vuelta al ruedo en compañía del forcado Carlos Rodríguez, quien se despojó de la chaquetilla en el marco de las fiestas patrias.

Ataviado en tonos dorado y azul habana, Ignacio Garibay pisó el ruedo de la monumental plaza de Juriquilla, que además se encuentra de manteles largos al ser sede de la fiesta brava durante 30 años.

Garibay lanzó la montera y cayó con los machos hacia arriba al recibir a su primer ejemplar, Gritón de 485 kg de la Ganadería de Santiago. Luego de las banderillas, el torero se arriesgó con un pase de rodillas, con el que mostró valentía y elegancia en la faena.

En su último intento, Garibay dejó una estocada en la que la espada entró completa pero caída y hubo silencio para el matador.

Con la muleta destacó Arturo Saldívar frente a un ejemplar noble de nombre Mi Viejo de 450 kg, con el que logró una serie de “olés” entre el público, al ritmo de la banda de viento que complació a los asistentes.

Saldívar logró una estocada final en buen sitio con la que hizo caer de inmediato al burel, con lo que provocó que los aficionados se pusieran de pie y agitaran sus pañuelo, razón por la que el juez tomó le otorgargó una oreja al matador, así como el arrastre lento.

El próximo 28 de octubre el triunfador de esta corrida acompañará a Pablo Hermoso de Mendoza y Andrés Roca Rey en el ruedo de esta misma plaza.

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