Cuando la Brigada de Topos de Guatemala pidió apoyo a su agrupación hermana en México, los chats de WhatsApp de los coordinadores mexicanos no dejaron de sonar para organizar a los rescatistas que enviarían.

Todavía no se ha emitido la alerta internacional de apoyo, sin embargo la Brigada Internacional de Rescate Topos Azteca (BIRTA) de México no dudó en responder a la petición de sus hermanos guatemaltecos, pues estos compañeros que hoy los requieren son esos mismos compañeros que los han apoyado infinidad de veces; una de las últimas ocasiones fue en septiembre pasado durante las labores de rescate y búsqueda tras el sismo del 19 de septiembre. El motivo es uno solo: la solidaridad.

La primera brigada que salió de México fue integrada por topos de Oaxaca-costa, a cargo de Roberto Avendaño; su viaje inició ayer en la mañana, mientras que la gente de Nayarit, Michoacán y Querétaro esperaron la salida para la noche.

Delegación queretana. La delegación queretana va formada por rescatistas que viven en el estado y en Guanajuato; en total son cuatro elementos de esta entidad que, pasaporte en mano, a las 12 de la noche del martes se despidieron en San Juan del Río de su coordinador estatal con un abrazo y la fe de volverse a encontrar al regreso. Además de ellos va una médico veterinaria voluntaria que llevará una máquina para curar heridas por quemaduras.

Querétaro es una de las entidades que cuenta con elementos de BIRTA preparados para atender cualquier emergencia. Los 22 elementos —nueve de ellos mujeres— tienen capacitaciones constantes para poder realizar las labores que se necesita de ellos en situaciones de desastre, sin embargo, todos son voluntarios y organizan sus actividades para momentos como éste, en donde van decididos a brindar ayuda humanitaria.

El punto de encuentro para el grupo de Querétaro fue San Juan del Río; en la cuadrilla van Javier Rangel, Emiliano Arellano, José Zamora y René Silva, los dos últimos originarios de ese municipio. Ambos han estado lejos de su lugar de origen por algún tiempo, pero es este lugar a donde vuelven para reunirse e iniciar la misión en Guatemala que durará al menos dos semanas.

José Zamora tiene 31 años de edad y desde que era adolescente ha sido paramédico; por cuestiones de trabajo estuvo en Estados Unidos durante los últimos dos años, pero hace un par de meses volvió a su tierra San Juan del Río, donde vive su familia. Ha tenido diversos trabajos para poder obtener dinero, sin embargo, no abandona sus jornadas como voluntario en la Comisión Nacional de Emergencias (CNE).

Llamado de apoyo. El martes, su coordinador estatal, Román Ruiz Jiménez, avisó a la delegación queretana que se requería apoyo y que el personal debería contar con documentación para viajar, así como con disponibilidad de tiempo. José fue de los primeros que levantó la mano, su experiencia en manejo de cuerdas para rescate lo hace tener la confianza de poder responder a las exigencias que tendrá la corporación en Guatemala.

Antes de salir de casa se despidió de su hija y de su mamá, quien le dijo que oraría por él durante el tiempo que esté en la misión. Cargando una maleta caminó para llegar al módulo en el que recogería su equipo y después partiría hacia la Ciudad de México. En su mirada solo se refleja esperanza, esperanza de ayudar y esperanza de volver con bien.

En el módulo se reúne con Román Ruiz, poco a poco van colocando el equipo con el que José se traslada: una camilla enrollable, arneses, cuerdas, cámaras endoscópicas, cascos y mascarillas para poder trabajar entre las cenizas que hay en la zona; el material es de costos altos, “cuidamos el material, pero no se compara con lo que vale la vida”, nos comenta Román. Terminan y cargan las cosas hacia la ambulancia en la que se dirigen a la central de autobuses en donde se verá con sus compañeros y viajar a la Ciudad de México.

Bien capacitados. Los momentos del encuentro son breves, el intercambio de sonrisas y de abrazos surgen instantáneamente y poco después se reúnen para acordar el viaje y algunos detalles. Suben a la ambulancia y entonces se da el abrazo de despedida con el coordinador estatal.

“Ellos saben que se van y no saben hasta cuándo regresen o si regresen; en cada misión eso lo llevamos muy claro, y por eso se va uno con la convicción de trabajar concentrados y con disciplina. En este momento sabemos que hay cenizas, pero no sabemos qué hay abajo. Los muchachos saben a corren riesgos, pero yo me quedo tranquilo ya que todos están muy bien capacitados”, dice Román.

Conforme pasen los días se darán indicaciones a nivel nacional de los requerimientos para el envío de Topos hacia Guatemala. A decir de Román Ruiz, no se descarta que más queretanos vayan a ayudar, la parte en la que se necesitará más trabajo será en la reconstrucción de las zonas afectadas, y los topos tienen la indicación de permanecer por tiempo indefinido.

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