Sin estudios de diseño ni matemáticas, pero con la experiencia que le ha dejado el oficio de la herrería, León González fue uniendo láminas oxidadas y tuercas inservibles, eso que muchos llaman chatarra, para hacer aviones, trenecitos, mini tanques de guerra y hasta cristos. Algunas personas le han dicho que sus piezas son auténticas obras de arte, otros “que no le darían ni cinco pesos por ese basurero”.

León es originario de Villa Progreso, Ezequiel Montes. Todos los domingos, junto a la iglesia principal del pueblo, llega con sus creaciones. Los más emocionados de ver sus obras son los niños, los que más le compran son turistas.

La primera pieza que construyó la tiene guardada en su taller. Se trata de un avioncito que diseñó para su hijo, quien le había pedido un juguete en la feria del pueblo, un avión de esos caros que usan pilas.

“Yo le dije que no, porque esos juguetes contaminan y le dije: te voy a hacer uno de lámina. Me contestó: tu porquería no me va a gustar. No creía que lo iba a hacer. Llegué al taller y puse las piezas sobre la mesa, vi que salía la figura y empecé a soldar, me costó mucho pero sí lo saqué. Y sí le gusto, pero ahorita ya creció y lo tengo guardado en mi taller porque es la primera pieza que hice”, platica.

Los juguetes de León ni siquiera eran de lámina oxidada. De los cactus cortaban rodabas que unían con palitos para hacer sus carros. Con varas jugaba a los apaches; hacía una montañita de piedras sobre piedras y jugaban con sus amigos a derribarla, “el que la tumbara ganaba, pero ganaba sólo en la imaginación, porque no había premio”.

Estudió “dizque hasta sexto año, pero no iba, porque me ponían a trabajar el ixtle”. A los cuatro años comenzó a hilar la fibra del henequén.

En Villa Progreso las artesanías de ixtle son típicas y para algunas familias la venta de ixtle sigue siendo su principal sustento.

La familia de León dejó de producir el ixtle por una temporada en que se escaseó la fibra. “También pagaban muy barato el producto y ya no lo hice, agarré otro rumbo, hace más de 20 años empecé con la herrería y gracias a Dios me da para comer, aunque es muy limitado, pero sí sacamos”.

De niño recuerda al pueblo de Villa Progreso muy chico. “Muy chiquito, no estaba como ahora, empezó a crecer con la migración al otro lado (Estados Unidos), muchos hicieron dinero y comenzaron a hacer sus casas grandes, así comenzó a crecer el pueblo, más de 80% pueblo de la juventud se fue y los niños que crecían se los llevaban también, pero ya se terminó la migración”.

A los 19 años, como otros del pueblo, decidió irse a la Unión Americana. Estuvo en California, pero no se impuso allá. “Extrañaba mucho mi tradición, las fiestas de septiembre, Semana Santa, las posadas, luego, luego me regresé”.

León tiene 52 años de edad y cuatro años dedicado a construir artesanías con fierro oxidado y todo tipo de chatarra. “Hacer una pieza es muy complicado, porque hay que tener precisión en las medidas, si las haces muy grandes quedan desproporcionadas y como soy de las personas que no tuvimos estudio de diseño ni de matemáticas exactas, no sé nada, todo lo hago a puro cerebro. Ni para hacer un dibujo, un plano nomás no, tiene que salir de acá, de la maceta”, dice tocándose la cabeza.

“Hay gente que le parece que es un arte único y hasta me dicen: qué bonito trabajo, ¿lo hace usted? Claro que sí, lo hago yo. Y hay gente que pasa y me dice: yo no daba ni 5 pesos por ese basurero. A quien le parece bien es gente que viene de fuera, turistas que saben de arte, esos son los que compran”.

Cada pieza tiene un tiempo distinto de elaboración, algunas son más laboriosas que otras y se lleva varios meses encontrar algunos objetos para concluir el diseño final.

“Cuando voy empezando no sé ni cómo va saliendo; el cuento es que cuando lo vendo me da harta tristeza, digo: híjole, ya se fue mi pieza. Soy de los que hacen una pieza y que me gusta tanto que me enamoro, me cuesta desprenderme aunque sé que el dinero me hace falta. Me pongo triste porque ya no va a salir otra igual”.

En la feria del pueblo, que se celebra el 29 de septiembre, en honor a San Miguel Arcángel, ha expuesto su trabajo, pero todos los domingos no le falla estar en el centro de Villa Progreso con sus vistosas creaciones.

Google News

TEMAS RELACIONADOS