Cada 12 de diciembre, el Templo de la Congregación de Nuestra Señora de Guadalupe recibe a miles de feligreses que acuden a demostrar su devoción; en el recinto las familias queretanas honran un día entero a la Virgen María, como sucede en todo el país.

Importante afluencia de peregrinos y creyentes de los milagros de la Patrona de América acudió al templo desde la noche del domingo y durante todo el día de ayer, para agradecer los favores recibidos a propósito de los 485 años de la aparición de la Virgen de Guadalupe ante el indio Juan Diego, en el Cerro del Tepeyac.

El Templo de la Congregación se ubica en el Centro Histórico del municipio de Querétaro y se contruyó en 1680, gracias al patrocinio del benefactor presbítero Juan Caballero y Osio.

Miles de creyentes llegan al lugar para rendirle tributo con música, oraciones, flores, fe y devoción.

Al inicio de cada una de las celebraciones, que se oficiaron desde las 7 de la mañana, varios grupos de músicos amenizaron la eucaristía; mientras que la rondalla Armonía Queretana hizo su arribo a las 8 de la mañana, para cumplir la promesa hecha desde el año 1940, por el fundador del trío queretano conformado por Luis Andrade, Julio y Salvador Juárez.

Dicha tradición tiene más de 50 años y se mantiene gracias a la señora Beatriz Juárez, hija de Salvador Juárez (qepd), quien se ha dado a la tarea de acompañar a la virgen en su festejo al cantar las mañanitas como lo hacía su padre.

El Templo de la Congregación se ha erigido como uno de los recintos religiosos de mayor importancia y veneración para los queretanos y turistas, tanto nacionales como extranjeros.

La verbena popular se hace presente en el atrio y calles aledañas al recinto guadalupano, que cuenta con una fachada barroca de cantera rosa.

Una tradición muy apreciada por los seguidores queretanos de la Morenita del Tepeyac es la de los 46 rosarios, inspirada en las 46 estrellas del mando de la Santísima Virgen de Guadalupe.

El diseño del Templo de la Congregación, única iglesia del Centro Histórico que cuenta con dos torres, es obra del arquitecto José de Rayas Delgado y su cúpula fue remodelada en el año 1736 por el maestro albañil José Guadalupe.

La imagen de la Virgen de Guadalupe que destaca en el altar es obra del pintor novohispano Miguel Cabrera.

Además, en el interior resuena parte de un órgano, que se dice fue fabricado por el arquitecto queretano Ignacio Mariano de las Casas.

Durante el estallido de la Revolución Mexicana, el templo fue saqueado y profanado de sus vestiduras y objetos sagrados. Sus confesionarios, como los de otros templos cercanos, fueron sacados a la calle para ser quemados.

Luego de reanudar el culto en el lugar, se pensó en redecorar el recinto religioso, sustituir el altar mayor y coronar la Sagrada Imagen de María de Guadalupe, por lo que el 12 de diciembre de 1942 se realizó la coronación correspondiente de manos del obispo Marciano Tinajero y del arzobispo de Puebla, Pedro Vera.

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