La carta que el fotógrafo queretano Gerardo Proal leyó el jueves pasado, en inauguración de la exposición “De estampillas y postales”, tenía un destinatario poco usual, su padre fallecido.

“Querido patrón. Aquí me tienes escribiendo estas letras, para compartir contigo algo que seguramente te hubiera gustado…”, así empieza el mensaje, escrito a golpes de máquina y por un momento parece que al fotógrafo las palabras se le quebrarán por el sentimiento.

La exposición se prestó para recordar el bello y olvidado arte de enviar correspondencia, con estampillas postales pegadas con saliva en el frente, y palabras escritas, muchas veces, a mano. Eran otros, no muy lejanos, tiempos.

Clemente Proa, el padre ausente, fue queretano de nacimiento, vivió su infancia en el pueblo galo de Barcelonnette y pasó su vida entera en esta ciudad.

“Pero antes de platicarte, déjame contarte que encontré tu pequeño portafolio y muchos timbres postales que esperaban con paciencia ser ordenados para mostrase con orgullo a quienes quiera apreciar su belleza y diseño”, narra el hijo.

El progenitor fue comerciante y coleccionó timbres, una veintena de ellos rescatados por Gerardo Proal y exhibidos en la galería Código Áureo (5 de mayo 80), a partir del jueves pasado.

“Está en especial el álbum de estampillas de pasta dura, editado en la ciudad de París en 1926, cuando apenas tenías entre otras cosas, nueve años, un morral de sueños, y la vida por delante”.

Los timbres de todas partes del mundo fueron agigantados gracias a la técnica de lente invertido, que permite ver, en detalles, los elementos de las pequeñas imágenes y los textos, que son del hijo, alegorías, datos y recuerdos, que muchas veces no tiene nada que ver con el objeto que se exhibe.

La estampilla que recibe a los visitantes en la galería Código Áureo, en dimensiones mayores a los demás, es de 1939, y tiene a las entonces princesas de Inglaterra en su portada, Isabel y Margarita. Además, se ven las perforaciones y los sellos de autenticidad. La imagen dice más que mil palabras.

“No sé por qué los hombres aprendemos a valorar las cosas, realmente importantes, sólo con el paso del tiempo. Cuando caemos en cuenta, descubrimos que hemos perdido un tiempo privilegiado para conocer más lo hecho por los padres y los abuelos”, leyó a los asistentes Proal hijo.

Canadá es el país con más estampillas reproducidas en la exposición y hay otra de Jordania, y una más de algún país de África, que ni el autor de la exposición sabe cuál es, aparece una mujer de color dibujada en el pedacito de papel, se trata de una mulata trabajadora.

“En tu caso fue distinto, el Alzheimer se metió de a poco y fue haciendo de las suyas con paciencia, sin embargo guardo conmigo muchos recuerdos de charlas nuestras y frases, que me permitieron no sólo amarte, sino también admirarte”.

“Espero disfrutes desde la mayor lejanía de esta carta, que pretende abrazarte con sus letras, grabarte en el papel del recuerdo con estampillas de gratitud y ensobretadas en el alma”.

“Ojalá y nos volvamos a ver, aunque siendo muy sincero no llevo ninguna prisa. Por lo pronto te envío un beso y un abrazo. Hasta entonces”, concluye la carta.

La exhibición “De estampillas y postales” permanecerá abierta al público hasta noviembre.

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