De acuerdo con informes del municipio de Querétaro, se espera la afluencia de más de 140 mil personas en los ocho panteones de la demarcación. Durante el viernes 1 de noviembre y sábado 2 se celebran misas en el Panteón Cimatario a las 10, 12, 15:30 y 17 horas.

Las calles aledañas al panteón, el más grande de la capital, permanecen cerradas a la circulación hasta el sábado 2 de noviembre.

La fiesta de los muertos llena de colores, olores, sabores, nostalgia y alegría a las familias mexicanas, pero parece que los protagonistas son los que más gozan que su memoria sea honrada con esta tradición milenaria.

Hay quienes viven la muerte todo el año, como es el caso de Andrés Medina, de 45 años, que desde hace 20 trabaja en los panteones remozando las tumbas, haciendo trabajos de albañilería y jardinería.

Él goza de su trabajo; aprovecha la demanda que desde el 15 de octubre comienza a llegar y se intensifica en las vísperas del primero de noviembre.

Gana alrededor de mil pesos por cada tumba que edifica y detalla con azulejo, coloca los floreros, cruces y santos que adornarán el sepulcro; dice que cobra poco, pero garantiza su trabajo.

No le teme a los muertos, a pesar de las leyendas que se cuentan; conoce cada uno de los pasillos del panteón y recuerda el nombre de los difuntos que descansan en las tumbas que preparó.

“No me da miedo, llevo años aquí, trabajo en varios panteones, pero aquí es donde más me llaman para hacer un trabajito, en estos días paso más tiempo aquí que en mi casa; soy comerciante, pero en estas fechas busco hacerme de unos pesos más con el trabajo de albañilería”.

Hay quienes dicen que parte de su vida se perdió cuando uno de sus seres amados murió. Es el caso de doña Florencia, quien cada semana visita la tumba de su esposo, con quien estuvo 10 años casada y murió en 2010 en un accidente.

Florencia, de 40 años, nunca tuvo hijos, comenta que “está sola” y que el dolor no la ha dejado continuar con su vida, sólo se refugia en el trabajo y en las visitas al panteón.

“Es muy difícil, cuando amas tanto a alguien, cuando tienes planes, tantas cosas todavía por vivir, pero que no concibes sin tu pareja (…), queríamos llegar juntos a viejitos y por culpa de otra persona, que manejaba borracha, truncan todo lo que tienes…”, lamenta Florencia.

Patrimonio de la Humanidad

El día de muertos nace de una costumbre indígena de raíces prehispánicas, la cual pretendía festejar a sus muertos. Esta fiesta es Patrimonio de la Humanidad, de acuerdo con la Unesco.

Desde hace más de tres mil años y mucho antes de la llegada de los españoles, los mexicanos celebramos y rendimos fiesta a la muerte, a la “flaca”, que no perdona y cumple con el propósito de llevar a otro mundo a los terrenales.

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