De acuerdo con autoridades en psiquiatría del Centro Estatal de Salud Mental (Cesan), los trastornos alimentarios de anorexia y bulimia son graves en la entidad, ya que no se cuenta con una adecuada infraestructura hospitalaria para la atención de la salud de estos pacientes, quienes en su mayoría son mujeres de entre 15 y 30 años.

Jesús García Rizo, psiquiatra del Cesam, explicó que la anorexia —que se caracteriza por dejar de comer— se presenta en 1% de la población general, mientras que la bulimia —que es comer en exceso y vomitar— la padecen hasta 3%.

Refirió que existe una proporción de mujer a hombre en cuanto al sector más vulnerable, es decir, puede ser de tres a cinco mujeres que padezcan un trastorno por un hombre, principalmente las jóvenes entre los 15 a 30 años de edad.

Detalló que la anorexia es dejar de comer, donde las jóvenes, en su mayoría, dejan de consumir cierto tipo de alimentos, en especial aquellos considerados como “engordadores” o con mayor carga calórica, grasas, carbohidratos, pan, tortilla, dulces, entre otros.

“La anorexia es una enfermedad rara, pero depende a donde nos vamos, ya que en mujeres universitarias hasta la cuarta parte puede tener un trastorno alimentario”, aseguró.

En cuanto a la bulimia, el especialista comentó que esta es cuando las jóvenes comen en exceso o bien se dan lo que comúnmente se llama un “atracón”, sin embargo por culpa quieren compensar lo que comieron y se provocan el vómito.

Un problema de herencia

No existe una causa específica que detone el que una persona desarrolle un trastorno alimentario, sino que es la suma de varios factores que provocan a las jóvenes a generar estas conductas.

Uno de estos factores es la genética, es decir, si alguien de su familia tuvo este problema, tiene un porcentaje alto de desarrollar estas conductas, situación que se agrava cuando se someten a ciertos estándares de belleza o por comentarios negativos sobre su peso.

Riesgos a la salud

Según el especialista, el riesgo más frecuente es que estas persona pierdan la vida o lleguen al suicidio, aunque no tienen conciencia para visualizarlo, ni las consecuencias que generan en su cuerpo con la práctica de estas conductas, enfermedades que se presentan a corto, mediano y largo plazo.

En el caso de la anoréxica, al dejar de comer, la persona se encuentra de mal humor, con depresión, comienza la caída de cabello, quebranto de uñas, el retiro del periodo menstrual, daños en el corazón y cerebro.

“El hígado falla, se hacen resistentes a la insulina, como si fuera una prediabetes; al irse el periodo una menopausia adelantada y por ende tiene osteoporosis, es decir a sus 16 a 18 años, sus huesos parecen como una persona mayor de 70 años y que tienden a fractura”, aseguró el especialista.

En cuanto a la bulimia, este trastorno, provoca gastritis, colitis, deshidratación, desgaste en los dietes a causa del vómito, gingivitis y mal aliento.

“Es muy difícil que un trastorno alimenticio llegue a la muerte, pero sí puede pasar después de muchos años, sin embargo, las consecuencias pueden ser irreversibles, como el desgaste de los dientes, los huesos ya no quedan igual, el corazón queda débil y el cerebro frágil para otro tipo de problemas”, explicó.

Situación alarmante

En el Hospital General de Querétaro, al año se presentan aproximadamente de 50 a 60 casos de pacientes con bulimia o anorexia, mismas que son remitidas al Cesam, donde son valoradas psicológicamente y bajo un tratamiento integral donde debe intervenir un psiquiatra, y un nutriólogo.

De igual forma, los familiares y le paciente deben tomar terapia, ya que se deben dar indicaciones sobre cómo manejar al enfermó.

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