Recientemente falleció el escritor José Agustín (1944-2024), precursor de la corriente literaria denominada La Onda. Le hereda un gran legado de escritos a los amantes de la lectura. En lo particular, dentro de la constelación de aportes literarios, en José Agustín destaca: Tragicomedia Mexicana, publicado en tres tomos, donde se da cuenta de la historia de México de 1940 a 1994. El primer tomo lleva el título “La vida en México de 1940 a 1970”, el segundo tomo se refiere a “La vida en México de 1970 a 1982” y el último tomo, el tercero, se identifica como “La vida en México de 1982 a 1994”. Reflexionemos lo siguiente: México vive, hoy día, un bullicio y efervescencia de expresiones políticas, por esta razón, sugerimos al respetable lector darse un tiempo para asomarse a la historia del país, a través de la obra citada de José Agustín.

En ese contexto vale la pena preguntarse: ¿Por qué México, aparentemente, está confrontado abiertamente entre dos frentes políticos irreconciliables y antagónicos? Veamos: Una vez concluido el régimen del General Lázaro Cárdenas (1934-1940), el país enfrentó el dilema de sí continuar con el proyecto popular de la revolución armada de 1910 o, en su defecto, reorientar al país hacía un proyecto de corte pro empresarial. Sin cortapisas, Manuel Ávila Camacho (1940-1946) capitaneó el movimiento del país hacia la derecha. “La ideología de la revolución mexicana” predominó en la cultura, la ideología y la práctica política pero no así en el contexto de la economía y lo social.

Desde entonces, inició la lucha política entre dos formas de ver el país. La derecha, con un propósito netamente capitalista encontró hogar en el partido denominado “Acción Nacional”. Mientras, por otro lado, la izquierda pasó a las movilizaciones en áreas urbanas y en comunidades campesinas e indígenas. Sin embargo, el fetichismo de la ideología de la revolución mexicana sirvió de instrumento para construir la “mexicanidad” garante de la unidad nacional y la paz social. Por su parte, el PRI (Partido Revolucionario Institucional) gozó de relativa autonomía frente a los capitalistas, aunque siempre en una relación dialéctica de subordinación con estos, lo cual explica, hoy, el surgimiento del PRIAN.

Esa mexicanidad ocultó el verdadero rostro del país, a saber: las diferencias de clase y de raza. El racismo y el clasismo se esfumaron en la aparente igualdad entre los mexicanos en general. Este fenómeno social, político, económico y cultural fue puesto al descubierto en el escenario del debate, a partir de 2018, con el triunfo de la izquierda en los comicios electorales. Este movimiento, en el poder político, se identifica como la Cuarta Transformación y su soporte y vehículo político es el partido MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional).

En ese sentido, los ciudadanos no deben atemorizarse de la confrontación política entre las dos facciones que se disputan el poder en la coyuntura política actual. Al contrario, la oportunidad y responsabilidad para el ciudadano es abrir al máximo su conciencia política para abordar el campo del debate desde el diálogo y la tolerancia. En esto estriba el espíritu de la democracia lo demás es una vacua especulación.

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