La consulta a través de la cual se busca conocer la voluntad de la gente en relación a enjuiciar o no a los expresidentes, es un hecho sin precedente alguno, nunca antes se nos había invitado a expresar nuestra opinión a través de un ejercicio de participación ciudadana hasta que llegó la actual administración federal. De hecho los primeros trabajos del actual gobierno fue llamar a la ciudadanía a opinar sobre la cancelación del exNAICM y la construcción del Tren Maya.

Pero esta consulta es particular, la última vez que vimos a estos personajes en una boleta fue cuando el fraude de su respectiva elección se consolidó a través de la complicidad de la administración en turno, el crimen organizado y la élite empresarial durante décadas gozaron de una impunidad indignante, pero ahora es diferente, su rostro figura teniendo como antecedente las atrocidades realizadas durante su sexenio, periodos violentos en todos los sentidos y claves en los constantes intentos de lapidar nuestra soberanía nacional.

Si bien este ejercicio ha sufrido de críticas contundentes por parte de la oposición, esto sólo refleja el miedo a que la sociedad mexicana día con día desarrollemos una conciencia de mayor amplitud ante los diferentes hechos que vulneran la vida pública de México. Curiosamente uno de los argumentos de mayor uso por los detractores de esta consulta es que “la ley no se consulta, se aplica”, frase que se contrapone a la denuncia de persecución política que constantemente las y los opositores denuncian cuando se trata de llevar ante la justicia a las y los protagonistas de actos delictivos, que a la vez pertenecen a sus organismos políticos. Por otro lado, esta frase queda obsoleta, ya que en las cámaras legislativas existen espacios de consulta para que la población opine sobre distintas reformas de ley.

Por sí la verborrea legaloide no bastará, la cantaleta ha sido que dicha consulta no tendrá efecto alguno, lo que es totalmente falso, ya que de alcanzar un 40% de la lista nominal nacional, la consulta tendrá un efecto vinculante, de ahí la importancia de que el próximo 1 de agosto vayamos todas y todos a la urnas a exigir que aquellos que con sus actos intentaron destrozar al país, de una vez por todas paguen por sus actos. Otra de sus “razones” es que la consulta es muy cara; sin embargo, el ver tras las rejas a un Salinas de Gortari, responsable de una de las crisis económicas de mayor impacto en la historia de México o qué decir de Felipe Calderón, que durante su sexenio sembró el miedo y la inseguridad que hasta la fecha sigue sufriendo el país. Pero si quiere datos duros, esta consulta es 4 mil  veces más barata que el Fobaproa, uno de los tantos abusos que se busca juzgar.

Por último, hay que recalcar que el acto del próximo 1 de agosto no suma a una polarización en la sociedad, por el contrario ayuda a que la población encuentre en este ejercicio una oportunidad de encontrar justicia histórica ante aquellos que pensaron vivirían eternamente en la impunidad, gozando de sus privilegios obtenidos a la mala, para ir sorteando, sexenio tras sexenio, las consecuencias de sus actos.

Les guste o no, el pueblo de México hoy tiene voz y de manera histórica llenaremos las urnas de sufragios a favor del sí, para que más temprano que tarde veamos caer aquellos que traicionaron a la patria.

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