Con 22 años de edad, Eduardo Estrada Martínez salió de su casa en Juchitán, Oaxaca, para buscar futuro como contador en Querétaro. Luego de cuatro meses fuera, anticipó su regreso para estar con su padres, quienes perdieron su casa tras el sismo de 8.2 grados Richter que afectó la localidad.

En redes sociales, Eduardo conoció la devastación que sufrió su entidad natal. Ante la preocupación llamó a sus padres, familiares y vecinos no obtuvo respuesta.

Afirma que no tuvo que ofrecer explicaciones a la compañía francesa para la que labora: “Me ofrecieron los viáticos y un permiso especial para ir a ver a mi familia cuando se enteraron de la tragedia”, revela el joven Eduardo durante el vuelo que lo llevaría de la Ciudad de México a Huatulco.

Tras 45 minutos de vuelo explica que Juchitán está muy lejos de Querétaro, a 900 kilómetros, y para llegar es necesario ir primero a la capital del país, después tomar un avión con destino a Huatulco, el transporte istmeño durante tres horas hasta Salina Cruz y un último camión hacia la Juchitán, que realiza un recorrido de más de una hora.

“Es muy desesperante no saber nada de ellos y al mismo tiempo ver las imágenes del sismo que arrasó con el pueblo”, afirma durante la espera del transporte conocido como istmeño, una camioneta tipo urban a la que también abordó un gallo.

El recorrido se alargó debido a que, de manera constante, el camino se veía obstruido por rocas de hasta tres toneladas que cayeron a consecuencia del temblor.

“Hubieran sido menos horas por la ruta del estado de Veracruz y Puebla, pero por allá está el huracán, así que ni modo, nos tocó el camino largo”, expresa con resignación desde su lugar al fondo de la camioneta, con una temperatura de 30 grados centígrados.

Al transporte suben cerca de 20 personas, algunas con equipaje. Pese al sofocante calor prefieren no esperar otro transporte porque, aseguran: “Se tardan mucho por la reducción que ocasionan las grandes piedras en el camino”.

Durante el trayecto recibe al fin la llamada que ha esperado durante más de 24 horas: “No te preocupes hijo, tu papá, tu hermana y yo estamos bien, la casa se derrumbó, pero salimos”, la comunicación con su mamá se interrumpió entre las laderas de la carretera.

Ya sin la zozobra, el espigado muchacho habla con añoranza de su pueblo, explica la belleza de las mujeres istmeñas ataviadas con el traje de tehuana durante las fiestas de la vela para honrar al patrono San Vicente de Ferrer, cuya iglesia también se vio afectada por el movimiento de la tierra.

A sus dichos de suman otros juchitecos que viajan en la camioneta, coinciden en la belleza del cielo azul de Juchitán y en la delicia de los tamales que se preparan en las llanuras para las fiestas.

Al fin, en Salina Cruz, otro camión, “ahora sí ya estamos más cerca”, comenta el joven mientras carga una maleta con víveres para sus familiares.

Una horda de jóvenes con playeras grabadas con las iniciales del Servicio Militar aborda el autobús y son el pretexto para hablar de los miles de muchachos de la entidad que se dedican a la milicia.

“En Juchitán, varios muchachos se dedican al campo, otros a la pesca, muchos se convierten en militares y algunos deciden abandonar la tierra en busca de oportunidades como yo”, afirma mientras el emblemático viento del área despeina su cabello negro.

Los ojos grandes, que caracterizan a los istmeños, se llenan de tristeza en Eduardo al ver a la entrada del pueblo una concesionaria de vehículos destruida: “Verlo así, tan cerca, es muy impresionante”.

El puente que conecta el camino sobre el río de los Perros se encuentra agrietado, pero aún es funcional para el tránsito de los víveres que llegan en camiones pesados.

Un hotel derrumbado, casas con fracturas y tiendas cerradas reciben al joven Eduardo Estrada Martínez, que baja del camión para abordar un mototaxi e ir al reencuentro con su familia, que vive a siete cuadras del panteón municipal.

Antes de despedirse da algunas recomendaciones finales: “Juchitán no es sólo esto, hay un ojo de agua hermoso a 20 minutos, y hacia allá [señala hacia el norte], se encuentra un balneario con aguas termales que tienen que visitar”.

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