Durante 26 años, la señora Evelia Sánchez ha caminado con fervor desde su natal Soriano, en el municipio de Colón, hasta los pies del Santo Niño de Jalpan. “A él le debo mi vida, lo vengo a ver junto con mi familia, pues es muy milagroso, siempre resuelve mis problemas, por eso le cumplo y por eso me estoy alistando con mi familia para no faltar entrando el año”.

De esta manera, durante la noche y madrugada del 5 de Enero, más de 30 mil fieles veneran la imagen de este “niño milagroso”, conocido también como el “Santo Niño de la Mezclita”. Peregrinaciones a pie y en bicicleta de diferentes municipios serranos y de estados vecinos como Guanajuato, Hidalgo y San Luis Potosí son testigos de este momento que sacude el alma y el espíritu de los creyentes.

La gente hace fila, esperando pacientemente su momento para poder besar la imagen, para postrarse ante su presencia; incluso esta festividad hace olvidar el tema de los Reyes Magos, ya que los pobladores le dan preferencia a “su niño milagroso”.

Existen diferentes versiones del origen de esta imagen religiosa, sin embargo, una de las más conocidas y aceptadas es la que se refiere a que fue encontrada en los linderos del río de Conca, en el municipio de Arroyo Seco, por el señor Justo Yáñez, originario de la localidad de Ahuacatlán de Guadalupe, y fue bendecida por el padre Nazario Téllez, párroco de Jalpan.

Tiempo después pasó a ser propiedad del señor Antonio Velázquez, quien vivía en una localidad conocida como “La Mezclita” —de ahí que también se le conozca con este nombre— y que decidió donarla a la parroquia de Santiago de Jalpan de Serra, en el tiempo que don Román Herrera fungiera como párroco asignado. La imagen data de principios del siglo XX.

Debido a los constantes milagros que se le empezaron a adjudicar a la imagen, la devoción a ésta fue creciendo y la llevaron a visitar poblados y ciudades vecinas, en las que se le recibía con fiesta y velaciones hasta que se decidió dejarla permanentemente en la parroquia de Jalpan para que así toda la gente pudiera rendirle culto.

La otra versión es muy similar, sólo que se menciona que a la muerte de su propietario en “La Mezclita”, los deudos de éste colocaron a la imagen del niño en una caja y, al poco tiempo de encerrado, se comenzaron a escuchar ruidos como de movimiento que provenían de la mencionada caja. Al acudir a ver lo qué los ocasionaba, se dieron cuenta que era el niño, al querer intentar salir de su encierro, por lo que decidieron donarlo a la parroquia de Santiago en Jalpan.

Aunque las peregrinaciones a la parroquia de Jalpan parten desde el 28 de diciembre, el 5 de enero podría marcarse como inicio de la fiesta, cuando grandes grupos que alcanzan las 30 mil personas acuden a visitar la milagrosa imagen del Santo Niño.

Fidencio Servín, párroco de Jalpan de Serra y presidente del Decanato de la Sierra Gorda, asegura que este día es muy especial para los creyentes de la zona. “El día 5 de enero comienza con la celebración de una misa para los fieles que llegaron desde la noche anterior. Por la mañana llega la primera de las peregrinaciones que viene de la parroquia de Peñamiller, y también los ciclistas de Landa de Matamoros, quienes han viajado aproximadamente durante dos horas”. Poco más tarde arriban los fieles de Pinal de Amoles y de San Pedro Escanela.

El sacerdote afirma que todos los fieles se organizan con tiempo, comenzando con meses de anticipación. “A las 2 de la tarde se oficia otra misa para los cansados peregrinos. Al finalizar la celebración religiosa, arriban al atrio parroquial las procesiones que vienen de Xichú, Santa Catarina y Victoria, Guanajuato”.

Es costumbre que después lleguen los restantes de Arroyo Seco, Concá, Purísima de Arista y la más numerosa de las peregrinaciones, que es la que viene de Ahuacatlán de Guadalupe.

Recordando su origen viajero, en estos días a la imagen del Santo Niño se la saca de su nicho en la parroquia para que visite algunos barrios de la población y la noche del día 5 de enero regresa en numerosa procesión a la parroquia y la colocan en un pequeño altar provisional, levantado bajo los arcos que custodian el acceso al claustro, sitio donde permanece en velación durante toda la noche.

Cabe mencionar que durante toda la noche, la fila de gente que está formada para orar, pedirle o agradecerle un milagro al Santo Niño es permanente y muchos de los peregrinos olvidan todas las penas y su cansancio con la única finalidad de tocar el manto de esta imagen venerada.

Para el día 6 de enero, se despierta a los pocos peregrinos que permanecen dormitando en punto de las 5 de la mañana con una salva de cohetones, un repique de campanas y unas sonoras mañanitas al ritmo de una banda de vientos. Hay serranos que acuden a esta hora y ofrecen atole y café, además de pan y tamales preparados exclusivamente para esta ocasión.

A las 11 de la mañana se lleva a cabo una misa concelebrada que preside el obispo de Querétaro, y se realizan confirmaciones masivas, a las que acuden numerosos niños, jóvenes y adultos, todos vestidos de blanco y en espera de la confortación espiritual.

Durante el resto del día continúan llegando pobladores de distintos lugares y el movimiento es constante.

Alrededor de las 6 de la tarde se inicia una procesión masiva, con la imagen del Santo Niño y los peregrinos llevan veladoras durante el recorrido por las principales calles de Jalpan, hasta llegar nuevamente a la parroquia en donde se deposita la imagen de dicha figura en su nicho, en el que permanecerá hasta el próximo año. Ahí queda inmóvil, siendo testigo del tiempo y del espacio, del fervor de la población que se manifiesta en cada instante.

Ésta es una festividad que emociona a los presentes, es una verdadera reunión masiva donde los peregrinos velan a su “niño” durante toda la noche y madrugada. Le cantan, le alaban, se ven bandas de viento, tríos huapangueros, grupos musicales, solistas, gente llorando, de rodillas, pidiendo por sus familias y principalmente por su salud.

Macaria Sotelo, originaria de Amealco y radicada en Jalpan de Serra, espera ansiosa el 5 de Enero para cumplir su manda. “Me vendré en peregrinación desde San Miguel Palmas en Guanajuato, ya que el niñito me hizo el milagro de que mi hija pudiera ser madre, tenía 12 años viendo médicos y especialistas. Yo le pedí al Santo Niño que no me dejara sola en esto y aquí están los resultados”.

Éste es el “niño milagroso” que reconforta a un pueblo, que necesita hoy más que nunca de alguien que le dé esperanza para enfrentar la vida. El Santo Niño o “Niño de la Mezclita” se queda en su lugar, enviando su bendición y con una sonrisa escondida que invita a acercarse a él.

Google News

TEMAS RELACIONADOS