Se han cumplido 14 días desde que la peregrinación a pie de Querétaro al Tepeyac iniciara su travesía en la Sierra Queretana. Hasta el momento, el total de peregrinos ya alcanza los 30 mil fieles, los cuales tienen como objetivo llegar a la Basílica de Guadalupe.

La noche del jueves para viernes, los caminantes pernoctaron en la cabecera municipal de Jilotepec. La jornada del día inició a las 4:30 de la madrugada, cuando los peregrinos despertaron y recibieron la bendición para iniciar su marcha hacia la comunidad de Ojo de Agua, en el municipio de Tepeji del Río, ya en suelo hidalguense.

El campo conocido como La Quebradora fue el escenario en el que el obispo de la Diócesis de Querétaro, Faustino Armendáriz Jiménez, ofició la santa misa e impuso una cantidad importante de medallas que reconocían el peregrinar de muchos fieles durante 25, 50 y 75 años. Sin duda, toda una vida llena de fervor hacia la imagen de la Virgen de Guadalupe.

En su homilía, recordó la importancia de tener un encuentro cercano con la palabra de Dios, ya que es fundamental para tener una vida llena de riqueza espiritual. “Tomar en serio la vida cristiana significa estar siempre en la disposición de la conversión de reconocer en algún momento dado los caminos que no son de la verdad. Conocer la verdad de Dios solo es posible a la luz de esta palabra”.

Afirmó que dejando el pasado y mirando con esperanza el futuro, es como se vive realmente un proceso de conversión y reiteró la necesidad de encontrar misioneros que trabajen en el proceso evangelizador, seguro de que la única palabra que puede transformar el corazón del hombre es la palabra de Dios.

Hizo un exhorto a los peregrinos y a los creyentes en general a hacer un examen de conciencia que permita reconocer si se está comprometido con Dios, conociendo y escudriñando las enseñanzas que podemos aprender a través de la Biblia. “La seducción de tantos intereses, incluida la riqueza, nos hace desviarnos del camino, poniéndolos como algo prioritario”.

Reiteró el compromiso y la entrega que como misionero tuvo el beato Fray Junípero Serra, “quien después de leer la palabra de Dios, él toma la decisión de irse de misionero a donde Dios lo quiera. Eso es buscar la voluntad de Dios”, expuso el prelado, que consideró como una fortuna que su entrega, fe y trabajo tuviera como destino el continente americano y mucho más, que pisara tierras queretanas un 16 de julio de 1750, permaneciendo cerca de nueve años en la Sierra Gorda con la convicción de compartir el mensaje salvador de Dios a los indígenas de esa región.

Al finalizar la misa se realizó la ceremonia que reconocía el caminar peregrino de cientos de fieles, donde 221 peregrinos recibieron la medalla que acreditó su participación en este camino de fe durante 25 años, 56 fieles recibieron la medalla de 50 años de participación y finalmente se reconoció la constancia de dos personas que alcanzaron los 75 años como peregrinos.

El obispo reconoció su esfuerzo, “es fácil decir, 25 o 50 años, pero es fruto de un amor grande a la Virgen y a Dios, no es un caminar casual, sino es un testimonio vivo para los creyentes”.

Tras este evento, la columna peregrina de varones retomó el camino hacia la comunidad de Los Nidos. Posteriormente retomaron la marcha que los llevó a la cabecera municipal de Tepeji del Rio, estado de Hidalgo, donde pernoctaron para después comenzaron su andar la madrugada del sábado, hacia Cuautitlán Izcalli, en el Edomex.

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