El rancho La Gloria, de Querétaro, brilló con luz propia en el XXII Campeonato Nacional Infantil-Juvenil, obteniendo 294 puntos en la categoría juveniles.

Tocó al rancho La Gloria, de Querétaro, llevarse la victoria, luego de realizar una labor positiva, sostenida y hacia un objetivo preciso en la categoría juvenil.

La jornada la inició Carlos Julián Mier Díaz, quien deslizó la cabalgadura lo suficiente para ganar 24 puntos, posteriormente Isaac Padilla Aguillón puso dos piales de 24 tantos, 48 buenos, el aporte y en el coleadero. Pablo Guzmán y Diego Gaona ganaron 27 y 29, sumados a los cinco (61 totales) de Carlos Oñate, para ubicar al equipo en 163 subtotales.

Diego Gaona se montó al toro y los jueces le pagaron por su valor y dominio 19 puntos, para que la terna la consumaran Pablo Guzmán y Carlos Oñate, para aportar 40 tantos más, iban en 192 y no dejaban suerte sin suma.

En el cambio de ganado, Abimael Chávez falló en el jineteo de yegua, para que en las manganas a pie fuera Pablo Guzmán el que se luciera con dos y 38 puntos, a caballo. Mientras que Isaac Padilla cumplió con otras dos, 40 buenos y el paso lo consumó Abimael Chávez, con 23 ganados a ley y totales de 294 puntos.

Los más pequeños —categoría Dientes de Leche—, de la muy reconocida Ignacio León Ornelas de Guanajuato, con la asesoría de un "grande" Lorenzo Lencho Ríos, triunfaron al son de imponerse con 254 puntos.

Los que tuvieron al "santo de espaldas" fueron los Charros Completos en sus distintas categorías, pues entre los juveniles se entregan en pos de la victoria, pero se mostraron muy limitados, de tal caso que Juan José Pineda —de Michoacán—, “ganó" su competencia con 70 unidades.

Tapatía de Charros fue el segundo lugar, con 251 puntos y una gran labor, pero no con la consistencia de La Gloria, que la postre marcó la diferencia al no dejar ir puntos en faenas que permiten una base de despegue, como son los piales y se consolidan con las manganas.

Por otro lado, el público michoacano se manifestó como el "alma del espectáculo", con la presencia de familias enteras y aficionados de "hueso colorado", quienes gozaron toda la jornada dominical con la pelea de todos los protagonistas.

Charros con mucho afán de cumplir provocaron la emoción en repetidas ocasiones y eso fue el referente durante el día, pues hubo porras, "el regionalismo" para animar a sus muchachos, es válido porque se anima la tribuna, se llena de color, ruido, estruendo.

Prevaleció la convivencia, la unidad y todo el espíritu que se origina como vínculo entre los presentes, el ambiente fraterno, pero en favor de los suyos, es el ruido y las porras, el gozo para que se apliquen los chicos, es el color de la fiesta charra.

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