GAZIANTEP, Turquía.— No depende sólo de ganar, pues además debe hacerlo por una buena cantidad de goles y esperar otros resultados, pero en el Tricolor Sub-20 no hay espacio para lamentaciones, por lo que los jugadores confían en cerrar bien la fase de grupos ante Mali.

En 2011 saborearon las mieles del éxito. Buen juego, victorias; sin embargo, dos años después la situación de México es bien distinta. Con dos derrotas, el otrora “mini Tri” ya no depende de sí mismo para seguir su camino en la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA, y deberá quemar su último cartucho ante Mali para intentar clasificar como uno de los mejores terceros de grupo.

“Sí, hace dos años era todo color de rosa, pero en el futbol también a veces tienes que estar abajo. Claro que nos duele, pero también de lo malo se aprende. Y, a veces, cuando caes aprendes a levantarte más fuerte”, afirma Jorge Espericueta, el jefe del mediocampo mexicano en la justa que se disputa en Turquía.

En declaraciones al portal oficial de la FIFA, Espericueta asegura que “los resultados no se nos han dado. El primer partido ante Grecia jugamos muy bien y sólo nos llegaron tres veces, pero nos hicieron dos goles. Ante Paraguay, sin embargo, no jugamos como solemos”, reconoció.

“Ahí nos ganó la ansiedad”, puntualiza Antonio Briseño, capitán del equipo y también campeón mundial Sub-17.

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