Joselito Adame sabe cómo emocionar a la afición taurina. El diestro hidrocálido cortó la única oreja de la tradicional Corrida Navideña de la Plaza Santa María de Querétaro, tras una gran faena llena de variedad y sentimiento con su segundo ejemplar de la tarde, ‘Aires Nuevos’.

En su última presentación del año, el de Aguscalientes, ataviado en traje de luces lila con vivos en oro y al son de ‘Pelea de gallos’, conectó totalmente con el tendido con una faena de gran nivel. La gente de pie y coreando olés en cada tanda, gritando ‘¡Viva Aguascalientes!’ junto a la música de la banda de la plaza, hizo de este uno de los mejores momentos de la corrida, que llegó a su punto más alto cuando Adame tomó la espada y logró una estocada final que a más de uno levantó de sus asientos por su efectividad.

El juez de plaza, primero levantó el letrero de arrastre lento para el ejemplar de Mimiahuapan, pero la insistencia y rechifla del público hizo que Joselito recibiera la primera y única oreja del festejo navideño.

Antes, con su primer ejemplar de la tarde, ‘Don Pepe’, Joselito realizó una labor más mesurada, con verónicas y tandas por derecha que emocionaron a los presentes, llegó la hora de tirarse a matar, y aunque el toro cayó después de la estocada, la faena para el juez de plaza no fue meritoria de un trofeo.

Diego Silveti se fue con las manos vacías. Tras sus dos ejemplares de la lidia ordinaria, el torero guanajuatense, a pesar de su entrega, no pudo dar la vuelta al ruedo. Primero con ‘Nuevo Horizonte’ tuvo destellos en su labor, sobre todo por derecha, pero falló con la espada y recurrió al descabello. Con su segundo, ‘Reforzado’, tampoco encontró opciones por lo complicado del toro y abrevió su labor para irse sólo en medio de aplausos de los aficionados.

Querétaro estuvo representado por Juan Pablo Llaguno, quien mostró a sus 19 años las ganas que tiene de figurar en el mundo taurino.

Con faenas variadas, temple y entrega, lidió a sus dos ejemplares y a pesar del apoyo de los asistentes, falló en sus dos oportunidades con el acero con lo que dejó ir los apéndices.

La tradicional tarde taurina comenzó con el rejoneador Andrés Rozo, quien se fue con las manos vacías. Además, el toro derribó con una embestida la entrada al ruedo frente a la puerta de picadores, situación que generó algunos momentos de nerviosismo, aunque al final no hubo algo que lamentar.

Comandados por José Antonio ‘Cuyo’ Montiel, llegó el turno de los forcados queretanos, quienes lograron la pega del toro al primer intento, llevándose al final una ovación de pie y dieron la vuelta al ruedo solos, algo que no se ve muy seguido en los ruedos nacionales.

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