El sentimiento de Long Gutiérrez Feng estaba dividido entre tres países. Nacido en la Ciudad de México, de madre china y residente en Estados Unidos, el nadador tuvo la oportunidad de representar en competencias a cualquiera de estas naciones.

La decisión llegó en la adolescencia. Con 15 años de edad, el capitalino tomó la responsabilidad de nadar por el país donde nació y hoy asegura que fue lo correcto.

“Mi papá, Alejandro, siempre ha estado muy orgulloso de mí y me ha apoyado en todo. Él siempre quiso que representara a México”.

Gutiérrez recordó el sentimiento que tuvo al debutar con los colores verde, blanco y rojo en un North America Challenge Cup hace siete años. “Ponerme esos colores fue algo muy emotivo”.

Ahora, Long Miguel es uno de los nadadores destacados de la delegación mexicana que participará en la Universiada Mundial, que arrancó hoy en Taipéi.

El atleta olímpico en Río relató sus inicios en una alberca. Tenía apenas dos años de edad.

“Cuando nací, mi familia se mudó a Cuernavaca, donde me la pasaba en el agua”, platicó el también integrante del equipo ANV.

Las aptitudes de Gutiérrez resaltaron desde temprana edad. En entrevista con EL UNIVERSAL, Long aseguró que sus padres tomaron la decisión de irse a vivir a Utah por sus habilidades.

“Es una locura que hayan tenido toda esa confianza en mí a los tres años. Provoca un poco de presión, pero también lo agradezco”, relató el nadador de 22 años.

“Vieron lo que hacía y se dieron cuenta de que en México no hay muchos lugares en los que pudiera explotar ese talento. Tomaron un riesgo muy grande”, agregó.

Los papás de Gutiérrez consiguieron trabajo rápidamente; ambos son arquitectos. Mientras tanto, el pequeño Long batallaba con el cambio de hogar.

“Era bilingüe. Mi primer idioma era el español y hablaba poco chino. Pero, al llegar a Utah, se me complicó hablar tres idiomas. Mi mamá vio lo difícil que era para mí y decidió ya no hablarme en su lengua”, explicó.

Fue ella quien se encargó de que Long no se olvidara de sus raíces mexicanas.

Aún con las complicaciones, el tricolor se adaptó rápidamente a su nueva escuela y, en la alberca, desplegó ese talento innato.

En la preparatoria, Gutiérrez ya tenía sus objetivos claros: conseguir una beca en una universidad de renombre que lo ayudara a crecer y buscar un lugar en unos Juegos Olímpicos.

“Siempre quise ser parte de la Universidad de California. Mandé muchos correos electrónicos a diferentes escuelas, porque eso es lo que uno hace para ser reclutado”, continuó. “California y la Universidad de Michigan me contactaron, fui a las dos para hacer pruebas y conocer el campus. Me gustaron ambas, pero en California tuve el mejor tiempo de mi vida”, subrayó.

Por tercera vez en su corta vida, Gutiérrez Feng cambió de ciudad. “Pase de un lugar muy conservador a uno muy liberal, fue muy raro. La verdad, me acostumbré a la semana”, sonrió.

La competitividad aumentó mucho para el mexicano, tanto externa como internamente. Por ejemplo, Ryan Murphy, tres veces ganador de medalla de oro en Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, es uno de sus compañeros.

“Es increíble estar en la misma alberca, nadando al límite para ser mejores. Como compañeros, es algo muy especial competir en los nacionales”, atajó.

Mañana inicia su participación en la Universiada, en la que prometió presea en los 200 libres.

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