Medio año. Una eternidad para quien está perdidamente enamorado del gol. Esa peculiar sonrisa, que se ha hecho todavía más famosa gracias a spots publicitarios, está de vuelta en el Tricolor... Y el compromiso es el de siempre: dinamitar las áreas adversarias.

Oribe Peralta reaparecerá esta noche con la Selección Mexicana frente a Costa de Marfil, encuentro que Javier Hernández se perderá por una molestia en el muslo derecho. Todo se alineó para que El Cepillo vuelva a acaparar reflectores, tal como sucedía hace un año, cuando era la figura de aquel representativo que despedazó complejos al llegar hasta lo más alto del podio olímpico en Londres.

Dulce historia que no alargó, debido a varias lesiones.
Eso explica la alegría del lagunero más lagunero, quien se siente liberado de los grilletes que le impidieron colaborar con José Manuel de la Torre en el trance más álgido de su proceso. Ahora está remasterizado, con la seguridad de que la inercia negativa se irá a partir de esta noche.
En charla con EL UNIVERSAL, Peralta confiesa que es un “regreso añorado, porque estaba lastimado y eso me dolió un poquito, pero ahora ya estoy al 100% y listo para aportar lo que se pueda”.

“Ahora no estará Javier y se habla mucho de que podría jugar. Habrá que esperar lo que diga el entrenador”, añade. “Si me toca, espero colaborar con lo que se me pida. Sería muy bonito anotar, pero lo más importante es hacer bien las cosas y ganar”.
—¿Fue más lo que extrañaste a la Selección o lo que el equipo extrañó a Oribe Peralta?
“Totalmente, yo más...”.

Aunque los números indican lo contrario. La más reciente ocasión que El Cepillo se puso la camiseta nacional fue el 6 de febrero. Esa noche, Jamaica sacó un inédito empate en el Estadio Azteca (0-0). Desde ese partido, los dirigidos por El Chepo padecen anemia ofensiva: 16 goles en igual número de partidos, siete de Chicharito.

“Todo es un tema de confianza”, diagnostica Oribe, cuya más reciente anotación en el combinado absoluto fue el 16 de octubre, ante El Salvador. “[Mis compañeros] estaban un poco faltos de eso y por ahí va el tema de revertir las cosas: retomarla, y el partido del miércoles [hoy] va a ser muy importante para eso”.

Ya que es la única oportunidad de ensayar antes del crucial choque eliminatorio del 6 de septiembre, en Santa Úrsula, contra Honduras.

Peralta está consciente de que muchas de las esperanzas están puestas en él, más allá de la presencia de los naturalizados Damián Álvarez y Christian Giménez, pero cumple con las formas y expresa que el trabajo en equipo es el medicamento que curará al Tricolor.
“La solución somos los 11 que estemos dentro de la cancha, además de los de fuera, porque siempre están apoyando”, sentencia. “Mientras el equipo esté unido, nada nos va a poder sacar de lo que queremos”.

“No sé qué le ha faltado [al conjunto nacional], pero nos queda tiempo suficiente para revertir la situación”.

Volvió justo a tiempo, cuando su olfato goleador más se necesita. Pasó medio año, una verdadera eternidad para quien ama al gol.

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