La espera valió la pena. Andy Cartagena fue el gran triunfador del viernes en la plaza de toros Santa María, ya que cortó tres orejas y enamoró al tendido con su cuadra, además de salir a hombros; Juan Pablo Llaguno se llevó una oreja, mientras que Diego Silveti tuvo una pésima noche con astados que no favorecieron a su faena.

De vuelta en la Santa María, Andy Cartagena enfrentó a Cubilete. Un apagón en el recinto no fue impedimento para que el español lograra una oreja.

Diego Silveti le hizo honores a Chemalia. Pese a realizar una faena limpia con algunas veronicas, no se llevó trofeo, pues derribó al toro hasta su segundo intento.

Luego llegó el turno de Juan Pablo Llaguno, quien enfrentó a Cerroblanco. El queretano se lució en el estoque, llevándose una oreja.

De nueva cuenta en el ruedo, Cartagena terminó enamorando al público con su segundo toro, Paricutín de 490 kilos. Para este ejemplar hubo más juego con su cuadra, su caballo Iluso abrió la faena y luego llegó Cúpido, con el que realizó piruetas.

La cumbre de su faena fue cuando presentó a Humano, conocido por su afición ya que suele “pararse de manos” y esta vez no fue la excepción, el corcel conquistó al público con sus piruetas mientras se escuchaba El Queretano por parte de la orquesta. El estoque quedó a deber, el rejoneador logró darle muerte de su adversario en el segundo intento y aunque tardó en caer, por su faena recibió dos orejas y arrastre lento para el toro.

El quinto de la noche fue Zamorano de 505 kilos, astado que fue regresado a los corrales.

En su lugar, Cerrogordo de 541 kilos fue el segundo toro de Silveti, un mal augurio para el guanajuatense que no logró conectar la noche del viernes con el público.

El tercer tercio fue la parte brutal para Silveti, en tres ocasiones pinchó al astado y en un cuarto intento la espada entró a la mitad. El diestro recurrió al descabello, tras la primera oportunidad la trompeta sonó con el primer aviso, un segundo descabello y finalmente el toro se desvaneció, Diego salió del ruedo entre abucheos y silencio.

Tepeyac de 550 kilos fue el último astado de la noche. Llaguno lució su faena con estatuarios y toreo en redondo con lo que se ganó las palmas del público, infortunadamente para el torero, pinchó en dos ocasiones y tuvo que recurrir al descabello, el queretano se despidió en silencio.

Una noche con muchos contrastes en la Santa María, pero que sin duda hizo brillar al rejoneador quien no se presentaba en Querétaro desde hace 16 años.

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