Proclive el Presidente de la República a callar al periodismo crítico. No sin antes usar la tribuna de mayor difusión en toda la República Mexicana, que utiliza a diario en sus conferencias mañaneras; fustiga, califica, denigra, desprestigia a todo aquel que disiente de sus opiniones, llega incluso a la calumnia, como fue el caso de los supuestos columnistas que eran pagados por los gobiernos neoliberales para atacarlo. Nunca presenta prueba alguna, tampoco apunta su lengua vituperina a periodista en particular, generaliza para evitar problemas directos y personales que le podrían traer como consecuencia denuncias en cortes internacionales. Exhibe su intolerancia. Una vez que ofende, censura a la prensa conservadora, acompaña el estribillo desgastado: “con todo respeto”. Antes lanzó el proyectil para matar, busca sin duda alguna hacer el mayor daño posible para acallar la prensa y periodistas críticos; azuza a sus seguidores para que, en grupo, sin personalidad definida, amorfo, ataquen a la prensa y periodistas incómodos. Tal cual probó por medio del experimento de Milgram: “El peligro de la obediencia a la autoridad”. Según el experimento, la autoridad busca la abdicación de derechos; el sujeto siempre tiende a justificar sus actos inexplicables; a menor formación académica, mayor intimidación. Después ataja: “es la sociedad, es la gente la que se molesta”. Pero, ya saben lo que les pasa a los periodistas incómodos, dijo el Presidente; recibió avalancha de críticas por su proclividad al autoritarismo. Después de lanzar el premeditado proyectil de censura, no es casual su insistencia en imponer “esparadrapos a la prensa”. Sus declaraciones atentan contra de los principios básicos de la libertad de expresión, libertad de prensa: principios universalmente reconocidos. La conducta presidencial pretende “matar libertades consustanciales al ser humano”.

Lluvia de críticas inundaron las redes sociales, a grado tal que el Presidente reculó, dio un giro a la amenaza, advirtió: “es la gente, no soy yo”. Vuelve a comentar que en su gobierno se respetarán las libertades, garantiza el derecho de disentir; no es como antes. Primero da el golpe, después se disculpa el señor Presidente. Tengo más de 20 años de ejercer libremente el periodismo de opinión sin problema alguno; no vivo económicamente del periodismo; sí vivo y disfruto de la libertad del ejercicio del periodismo; nunca he sido amenazado como ahora, cuando el mismo Presidente vomita amenazas en contra de quienes lo critican. López Obrador gusta del aplauso fácil, del asentimiento a sus abusos; actitud servil de los medios y periodistas, no la encontrará; los medios de comunicación seguirán al servicio de la sociedad, no del Presidente.

Un gobierno autoritario y populista coarta libertades humanas. la autoridad que ejerce un gobierno absolutista, autócrata, déspota, ineludiblemente lo llevará a una dictadura. Quienes se oponen a sus políticas, si se pasan, dijo, ya saben lo que les sucede. Palabras de Andrés Manuel López Obrador. No lo digo yo, es la gente quien lo califica de autoritario. Aunque cínicamente reitere: “con todo respeto”. Cada vez resulta más evidente la forma de pensar y actuar del gobierno de López. El último evidente y grosero ejemplo de la falta de respeto al Estado de Derecho, fue la orden dada a 3 Secretarios de Estado, para que no cumplan con la Constitución y leyes reglamentarias; no motivó ni fundamentó su orden administrativa; por medio del documento interno, denominado memorándum, instruye a los Secretarios a que no acaten la Constitución; por si ello fuese poco, ordena a la Secretaria de Gobernación, ejerciendo el autoritarismo, invadir esferas de competencia, a fin de dejar en libertad a maestros y activistas detenidos por inconformarse en contra de las reformas de la educación. El Poder Ejecutivo ya no tiene el mando del Ministerio Público, compete a la Fiscalía General, es autónoma; los procesos penales están bajo la esfera del Poder Judicial ¿Luego entonces? La soberbia domina al Presidente, todo por acceder a las presiones de la CNTE. Ha perdido el sentido de la legalidad, sobrepone su proclividad al autoritarismo, que conlleva al homicidio premeditado de libertades ciudadanas ¡No solo las balas matan!

Analista legislativo. @HectorParraRgz

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