Al Presidente de la República le urge eliminar el problema con los profesores de la CNTE, malandrines de la educación, que no permiten la superación en materia educativa. El primer periodo de sesiones del Congreso del primer año de ejercicio trianual, concluirá el 30 de abril y los diputados no quieren correr el riesgo de irse a un periodo extraordinario. Saben que tienen el control de la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y no tuvieron problema en aprobar las reformas. El dilema lo trasladan al Senado, donde Morena no tiene la mayoría calificada, carece del dominio de los votos necesarios para la aprobación de las reformas constitucionales. Los senadores seguramente no podrán aprobar “a la primera”, el referido dictamen. A menos que el Presidente de la República negocie con la oposición en el Senado. Problemas para López Obrador; uno, mantener tranquilos a los profesores anarquistas de la CNTE, quienes presionan al gobierno de la Cuarta Transformación, para recuperar los privilegios; y dos, convencer al PAN-PRI-MC para que avalen lo aprobado por los diputados. Al Presidente le urge cumplirles a los profesores. No les interesa superar la educación en México. Su compromiso es político, no con la educación pública. Por eso el desdén y desprecio presidencial en calificar a la actual legislación educativa como: “mal llamada reforma educativa”. Todo porque la actual legislación sanciona a los profesores faltistas, no quieren ser castigados por sus ilegales paros; tampoco quieren exámenes de evaluación para medir capacidad y preparación de los maestros.

En el Artículo Sexto Transitorio del dictamen, los diputados se otorgan un plazo hasta de 20 meses para crear la nueva legislación secundaria ¿Por qué entonces la prisa de aprobar la reforma en el periodo ordinario de sesiones que está por concluir? ¿Será por aquello del inconstitucional memorándum presidencial? La razón fundamental, que la disidencia magisterial de la CNTE constate que Andrés Manuel López Obrador, ha empezado a cumplirles el compromiso político; acuerdo fatuo, convenio vanidoso de palabra del entonces candidato para que votaran por él en masa. Esta es la única razón de la “urgencia”. Mario Delgado, coordinador de la bancada de Morena, no aguanta la presión de López Obrador ¿Recuerdan el cinismo presidencial de sugerir (ordenar) a los legisladores suspendieran las sesiones del Congreso, para tranquilizar a la disidencia magisterial? A ese grado es la presión de la CNTE.

Otro fiasco político de Mario Delgado fue afirmar con petulancia que ni una “coma” dejarían de las reformas peñistas (ellos también las aprobaron cuando formaban parte de las filas perredistas, en el Pacto por México). Ya con el nuevo uniforme de Morena, niegan lo que antes aprobaron. De ahí la deleznable frase de no dejar una “una coma” de lo aprobado por los conservadores. No cumplirá su arrogante promesa, las reformas dejarán muchas “comas” y otros signos ortográficos. Es obligación evidenciar a los mentirosos ¡Los senadores mandan! Modifican lo aprobado por los diputados federales y cuando regresan las modificaciones a los diputados, no les queda más remedio que “agachar la cabeza” y avalar lo que se modificó el Senado. Sin embargo, la incógnita quedará en el aire, lo trascendente estará por venir en las leyes secundarias, de ellas nada se sabe. No saldrá humo blanco del Pleno de la Cámara de Diputados, producirán “hollín”, que no es más que una sustancia negra y grasienta que contamina; eso produjeron los diputados por las presiones y sus prisas, al fin plebeyos del Presidente; sujetos al estrujamiento de Andrés Manuel López y los delincuentes de la CNTE.

Analista legislativo. @HectorParraRgz

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