A principios de 1929, en nuestro país existían varias facciones revolucionarias: los carrancistas, villistas, obregonistas, zapatistas y otras más que entraban a la etapa de las instituciones políticas. A iniciativa de Plutarco Elías Calles surge el Partido Nacional Revolucionario (PNR). Se fundó el 4 de marzo, después de que se aprobaron sus documentos básicos en una convención realizada en el Teatro de la República de nuestra ciudad. Se integraron civiles y militares que habían luchado en la revolución a favor de principios como la no reelección, de la democracia y la justicia social.

Más tarde, se cambió a las directivas del partido a nivel nacional y se incluyeron varias centrales obreras del país y tomo el nombre de Partido de la Revolución Mexicana (PRM), se transformó en un partido de masas bajo el lema “por una democracia para los trabajadores”. Se abrió espacio político para los sectores medios de la población, se concretaron alianzas a través de los sindicatos, se agrupó a los campesinos, conjuntando organizaciones populares y, también uniendo en un solo organismo las “federaciones y frentes de jóvenes”.

En 1946, se transformó en el Partido Revolucionario Institucional, con dos pilares importantes: conservar la hegemonía gubernamental y la creación de un nuevo modelo económico que le permitiera a México industrializarse.

En días pasados conmemoramos el 89 aniversario del partido, definitivo para la vida de México, que nos permitió pasar de los caudillos a las instituciones, lo que nos ha permitido, hay el día de hoy, transitar por la democracia.

José Antonio Meade refirió en su mensaje que “los retos son grandes”, “a enfrentarlos con inteligencia y firmeza, dedicaré mi empeño”. “En nuestras manos estará dejar que otros pongan en riesgo las instituciones que hemos fundado, o bien fortalecerlas para que respondan a nuestras necesidades.

“También dijo: “en el juicio histórico del PRI se aprecian grandes aciertos y también errores. Hoy sabemos cuándo nos equivocamos, dónde perdimos rumbo, qué decisiones implicaron costos para el país y para el partido y cuáles al dejarlas de tomar, pusieron en riesgo la estabilidad y el crecimiento...”

Un tema del desdibujamiento del partido, son los casos de corrupción y que algunos de ellos han quedado en la impunidad. La democracia es pilar fundamental en los documentos básicos de este instituto, y la democracia en los Estados modernos, se caracteriza por darse en el marco de un Estado de Derecho, sus competencias se encuentran definidas en la Ley y su actuación sometida a ésta. El imperio de la ley rige a gobernantes y gobernados, es decir, todos estamos sujetos a ella, lamentablemente en el PRI los dirigentes no han actuado con firmeza para que se cumpla este principio.

En 1943, en los célebres Cuadernos Americanos, don Jesús Silva Herzog advertía la crisis moral de la política: “…la inmoralidad es sobre todo alarmante en la administración pública federal, de los Estados y de los Municipios; la gangrena ha cundido, no sabemos si desde muy arriba hasta muy abajo, o desde muy abajo hasta muy arriba…”.

Otro tema, ha sido la falta de inclusión de todas las expresiones al interior del partido.

Las dirigencias del Revolucionario Institucional están tan distanciadas y desvinculadas del mandato de la militancia, y también de la sociedad; que fue ineludible una propuesta ciudadana, debido a la crisis de credibilidad en que se encuentra el partido.

El tiempo de la reflexión en el partido se ha agotado, debemos pasar a la acción, aún es oportuno, como lo dijo Daniel Cossío Villegas: “…el único rayo es que de la propia Revolución salga una reafirmación de principios y una depuración de hombres. … si no se reafirman los principios, si no se depuran los hombres y simplemente se les adorna con ropitas domingueras y títulos… entonces no habrá en México autorregeneración …”

Vale la pena intentarlo. Ya tenemos identificados los errores es momento de clarificar las ideas y mejorar nuestras prácticas con acciones que hagan realidad las demandas de la militancia y la sociedad. Nunca como hoy la claridad ha sido tan necesaria. La experiencia nos obliga a reflexionar y a rectificar

El PRI tiene que entender el tiempo, la oportunidad, quizá la última y de manera concienzuda responder: ¿Cuáles son nuestras metas? ¿Qué es lo estructural que queremos cambiar?

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