De alto impacto sin lugar a dudas es la detención el pasado fin de semana del ex gobernador veracruzano Javier Duarte, quien con su mal actuar y siendo heredero de todo un sistema corrupto y corruptor, empobreció a su estado convirtiéndose en seis años de ejercicio en el prototipo de lo que no debe ser un gobernante en los tiempos actuales y por ende un parteaguas para romper con aquella frase acuñada por uno de los máximos representantes de ese sistema que se niega a morir y que decía “…un político pobre, es un pobre político…” y que por desgracia es una frase hecha realidad también por “desgobernantes” de todos los tintes políticos, incluyendo algunos que se dicen independientes pero que “roban poquito”.

Por ello es muy importante que los ciudadanos al momento de ejercer su voto, sancionen a los partidos y a las personas en su quehacer y actuar diario, sin dejarse engañar por la “mercadotecnia electoral” o por el deslumbramiento inmediato de la dádiva o la fácil promesa, por lo que el próximo domingo primero de junio de este año y domingo primero de julio del año próximo tendremos la oportunidad de elegir al próximo Presidente de México y a los integrantes del Congreso.

En mi entender, hoy la sociedad aún sigue exigiendo a las personas y a ese conjunto de las mismas hecho partido político —o grupo de apoyo tratándose de independientes— que se conduzcan con valores éticos para la construcción del bien común con justicia social, de tal suerte que entre más pequeña sea la comunidad mayormente es a la persona a quien se le confía; en una sociedad más amplia es a la persona pero también a su partido y a sus acompañantes a quien se les deposita la confianza.

De ahí también a propósito de la semana que acabamos de vivir, traigo a colación las denominadas Bienaventuranzas de los Políticos publicadas por el Consejo Pontificio de Justicia y Paz que fuera presidido por el cardenal Francois Xavier Nguyen Van Thuan en 2002 y que son las siguientes

1. Bienaventurado el político que tiene un elevado conocimiento y una profunda consciencia de su papel; 2. Bienaventurado el político cuya persona refleja la credibilidad; 3. Bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés; 4. Bienaventurado el político que se mantiene fielmente coherente; 5. Bienaventurado el político que realiza la unidad; 6. Bienaventurado el político que está comprometido en la realización de un cambio radical; 7. Bienaventurado el político que sabe escuchar; 8. Bienaventurado el político que no tiene miedo, principalmente a conducirse con la verdad.

Pero estos no son únicamente nortes del buen gobernar a quienes somos creyentes, sino también a todos y cada uno de los servidores de buena voluntad que nos empeñamos día a día en desempeñar con el mejor saber y entender las funciones que nos han sido encomendadas, ya sea de manera directa o indirecta.

Todos, todos, estamos sujetos al escrutinio público y al juicio ciudadano, y hoy ya la ciudadanía está harta de que los gobernantes se sirvan del cargo y no les sirvan a ellos, así que en nuestro actuar está el dignificar la labor política y si no seremos reprobados en nuestro quehacer público. Aún cuando al final de la jornada seamos políticos “pobres” en lo económico y material, pero ricos en nuestros valores que deberán llevarnos a la satisfacción del deber cumplido al final de la jornada.

Consejero nacional del PAN

Google News