“Pero rechazar la leyenda negra —entiéndase bien—, no es aceptar la leyenda rosa. Ambas son dañinas porque se apartan de la verdad histórica”.

Agustín Basave

Fernández del Valle

Hemos sido testigos de una serie de desatinos relacionados con la historia de América y de México que revelan, cuando menos, oportunismo e ignorancia de quienes terminan exhibiendo afanes ideológicos contrarios a la herencia hispánica, factor fundacional y esencial de nuestra nacionalidad, misma que desearían borrar del pasado y del presente.

En este sentido, para empezar, recuperemos exabruptos de Laura María de Jesús Rodríguez, “Jesusa Rodríguez”, actual senadora de Morena, quien al referirse a la conquista de México, dijo: “Esa conquista se consumó el 13 de agosto de 1521 con la caída de la Gran Tenochtitlán, que además fue el primer día en que se comieron tacos de carnitas en este país. Los españoles traían los cerdos y los mexicanos pusieron las tortillas”. Y señaló: “Recuerda que cada vez que comas tacos de carnitas están festejando la caída de la gran Tenochtitlán” (Sic).

Luego vino el presidente Andrés Manuel López Obrador con la ocurrencia de enviar una carta al rey Felipe VI de España y otra al Papa Francisco donde pedía se disculparan y reconocieran agravios a pueblos originarios a causa de la conquista.

En un video, añadió: “Vamos a reconciliarnos pero primero pidamos perdón, yo lo voy a hacer también porque después de la Colonia hubo mucha represión a los pueblos originarios (…) entonces, tenemos que pedir perdón y que el año 2021 sea el año de la reconciliación histórica”.

Conforme al Jefe del Ejecutivo: “aunque se niegue, hay heridas abiertas. Y es mejor reconocer que hubo abusos y que se cometieron errores, es mejor pedir perdón y, a partir de eso, buscar hermanarnos en la reconciliación histórica. Eso es lo que le estamos pidiendo al rey de España, al papa Francisco, que en 2021, cuando se va a conmemorar quinientos años de la toma de Tenochtitlán y doscientos años de la independencia, podamos hacer un acuerdo general a partir del perdón y buscando la reconciliación histórica”.

Las reacciones fueron de todo tipo. Luego vinieron citas y referencias de aquí y allá en el sentido de que ese punto ya estaba saldado. Por su parte, la Conferencia del Episcopado Mexicano sostuvo que tres papas ya pidieron perdón por pecados contra pueblos originarios. Se trata de San Juan Pablo II en 1992, Benedicto XVI en 2007 y el Papa Francisco en 2015 y 2016.

Al final, López Obrador resultó “bateado” tanto por el gobierno español como por el Vaticano, mientras terminaba enredado en justificaciones. Además, claro, de precisiones y señalamientos de historiadores e intelectuales que destacaron el uso político e incluyeron oportunismo y hasta “neopopulismo”. Después vendría Teresa Ramos Arreola, legisladora del Partido Verde Ecologista de México con un nuevo despropósito: retirar los monumentos de Cristóbal Colón y Hernán Cortés de la capital, además de cambiar el nombre de calles y avenidas que se refieran a ellos, debido a que, dijo, fueron abusivos y despiadados.

Extraviada, la representante de este desprestigiado partido —que entre otros dislates ha reiterado su propuesta de pena de muerte—, calificó las actuaciones de estos personajes. ¿Pedirá disculpas por ello? Del conquistador, Basave y Fernández del Valle escribió: “Cortés está vinculado con España por su origen; pero pertenece a México por su destino. Reconozco en él al padre de la nacionalidad…”

Por qué no se pide perdón en cuanto a la difusión de leyendas negras y a la falta de reconocimiento de las aportaciones del descubrimiento y la conquista, sobre todo en cuanto al mestizaje cultural y la construcción de la nacionalidad mexicana. Las versiones ideologizadas basadas en la hispanofobia que fomentan rencores y distorsiones sobre la historia del descubrimiento y la conquista no abonan a la reconciliación, sino que favorecen la confrontación.

Director de War Room consultores

Google News