Si supiéramos con certeza la importancia de vigilar y sanar nuestros pensamientos, el color de nuestra vida cambiaría. Nos es mucho más sencillo alimentar un pensamiento erróneo que enfocarnos y trabajar en los pensamientos en positivo. Pero, ¿por qué pasa esto?

1.— Porque traemos por herencia  creencias y paradigmas que nos limitan y no nos permiten observar nuestros recursos.  Si en cierto momento nos dijeron que éramos muy malos en matemáticas, por ejemplo, creceremos creyendo que aunque lo intentemos nunca podremos ser buenos en esa materia, haciendo con esto un nudo que no nos permite crecer, y por supuesto ni intentarlo.

2.— Gracias a esas creencias limitativas nuestro concepto de merecimiento es muy escaso o está basado en una muy baja autoestima.  (Pero estos temas: merecimiento y autoestima, los abordaremos posteriormente).

¿Qué podemos hacer para reprogramar nuestras ideas y nuestros pensamientos convirtiéndolos en una fuente maravillosa de poder?

Lo primero es reconocer que la forma de hablarnos nos es congruente con lo que realmente esperamos y queremos. No puedo buscar tener abundancia en mi vida si me declaro y visualizo pobre, no puedo esperar tener un cuerpo sano y vital cuando hago propias las enfermedades, no puedo percibir mi vida plena si ni siquiera tengo proyectos definidos, etc.

Además, esto  no implica ningún “riesgo” ni inversión de nuestra parte, al contrario nos permite quedarnos en una zona  de confort.  Y por otro lado lo difícil no es decretarnos ricos, sanos, plenos o felices; lo difícil es convencernos de que tenemos los recursos y nuestra mente educada para siempre avanzar.

Por  tanto, tener un pensamiento positivo requiere que seamos congruentes entre nuestro lenguaje verbal, corporal y por supuesto nuestra mente. Es decir,  existen momentos de nuestra vida en los que de manera consciente deseamos algo de corazón, pero nuestro inconsciente tiene muchos miedos.

Entonces, lo primero que tenemos que hacer es cambiar nuestra forma de hablar: es decir, practicar el hablarnos siempre en positivo, enfatizando en lo que SÍ quiero en mi vida y no en lo que NO quiero.

Quitemos entonces de nuestro lenguaje las frases tales como: “Soy un fracaso”, en su lugar podemos decir “Me valido y aprendo de todo lo que me rodea”. En lugar de decir: “No tengo dinero”, “Soy pobre”, expreso “No puedo invertir en eso en este momento” y “Agradezco la abundancia en mi vida”…en fin, hay muchas frases que hemos adoptado como propias y que de manera inconsciente nos limitan y son productoras excepcionales de miedos.

Entonces, la tarea de esta semana es escucharnos y corregir con amor esas frases que nos limitan. Confiemos fielmente en nosotros y nuestros recursos, materialicemos nuestros sueños, y no por convencer a los demás sino por convencernos a nosotros mismos que no es el infinito el límite sino el poder que le demos a nuestros pensamientos.

Frases para trabajar esta semana: 

“Soy una persona plena, sana, realizada y feliz”

“Tengo libertad financiera” 

“Atraigo a mi vida personas maravillosas” 

“Confío en mis recursos y con humildad aprendo de mis errores” 

Aprendamos a vivir creando en el día a día un pensamiento poderosamente positivo.

Comentarios y sugerencias: 

Gloria Villalobos Corral 

Terapeuta de Psicología Clínica y Programación Neurolingüística 

gloriavillalobos_3@hotmail.com 

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