Por propios dichos, corroborados a través de sus declaraciones patrimonial, fiscal y sobre conflicto de intereses —la multicitada 3 de 3—, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no dispone de tarjeta bancaria, ni tiene bienes patrimoniales; únicamente goza de su sueldo como presidente de su partido Morena. ¿Cómo ha vivido tan holgadamente? ¿Antes de ungirse como presidente del partido que creó para sí mismo, qué ingresos tenía? ¿Con qué recursos recorre el país desde hace años? Pareciera que la respuesta a estas interrogantes se acerca: con moches. El reciente caso de la diputada del Movimiento de Regeneración Nacional en Veracruz, Eva Cadena, quien fue sorprendida recibiendo un moche de medio millón de pesos para Andrés Manuel López Obrador, pone al descubierto su modus operandi.

Casualmente, esta ilegal entrega de dinero en efectivo a una operadora de López Obrador se da en el estado de Veracruz, donde existen diversos indicios del patrocinio de Javier Duarte a Morena y a su propietario Andrés Manuel.

¿Esa es la honestidad valiente que tanto pregona? Tiempo atrás se le había cuestionado a AMLO sobre las sospechas de corrupción que recaían sobre la diputada Cadena —hasta esta semana candidata de Morena a la alcaldía de Las Choapas en Veracruz— a lo que López Obrador negó. A decir, ante las dudas que existían sobre ella, Andrés Manuel la defendió, la arropó.

¿Dónde quedó el no robar, no mentir, no traicionar? Este nuevo escándalo, nos remite al pasado de López Obrador, cuando su entonces secretario particular, Rene Bejarano, y su secretario de Finanzas, Gustavo Ponce, recibieron moches entre ligas y apuestas en Las Vegas.

El hecho debe llevarnos a una reflexión más profunda, ya que más allá de que la ex candidata de Morena, Eva Cadena, declinara a su aspiración y regresara el dinero, López Obrador, pretende minimizar el hecho señalando que se trata de “un cuatro” que le puso la “mafia del poder” a su candidata porque según él, “sólo buscan enlodarnos porque están muy preocupados”.

La realidad es que, si Andrés Manuel López Obrador fuera ese personaje puro e impecable con “plumajes que cruzan el pantano y no se mancha”, sería el primero en pedir que se investigue el caso de Eva Cadena. Sin embargo, como ha hecho desde los videos de Bejarano y sus ligas, como lo está haciendo con Eva Cadena y como seguramente lo hará con Delfina Gómez, quien durante su gestión como alcaldesa de Texcoco, descontaba el 10% de su sueldo a cada trabajador para entregárselo a un Grupo de Acción Política (GAP) a través de Victoria Anaya, su actual coordinadora de giras, López Obrador solo simplificará los hechos, los calificará de ataques y se deslindará.

Dicen que al repetir una mentira muchas veces, ésta se convierte en “verdad”, eso ha intentado consistentemente Andrés Manuel López Obrador durante la última década: repetir y repetir su sobrada “honestidad” para borrar y dejar en el olvido los hechos probados de corrupción de los funcionarios de su gobierno. Hoy la mentira cae por su propio peso, nuevamente, como en su origen, López Obrador está manchado por los moches y la corrupción.

Mtro. en Comunicación Política y Gobernanza Estratégica por The George Washington University.
Presidente Estatal del PAN

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