Si estamos en un edificio y suena el sistema de alarma, ¿no saldríamos corriendo? Una de las cosas que más me ha enseñado la pandemia es cómo la gente está acostumbrada a ver el dolor como parte de la vida y ¡que no hacen nada al respecto! Y en verdad es algo que me provoca angustia y frustración, porque lo tenemos cultivado hasta el tuétano (es una analogía, sarcástica). ¿Cuántas veces no han escuchado, o incluso todavía peor han alentado “Si no duele no sirve”, “Al que no le duela y tenga más de 50 años es porque está muerto” (tengo 54 y no me duele nada, y si pasa hago algo para eliminar de raíz la fuente éste), “Vivo con dolor, es normal”?, y verdaderamente me quiero morir porque es completamente erróneo.

El dolor es exactamente como un sistema de incendio con alarma, funciona así si nos duele; el cuerpo está avisando que no debe de ser, si no saben cómo quitárselo, nos pueden llamar y probablemente tengamos una buena solución SIN DOLOR, para quitar el dolor. Es otra de las cosas que les quiero platicar y que me enfrento a esto todos los días, las personas que están entrenadas de manera académica en fisioterapia incluso en medicina, y en muchos cursos y diplomados se nos enseña a quitar el dolor con dolor, y es un gravísimo error: el sistema central nervioso tiene un sistema de protección en el que si aprende algo a través del dolor y algo a través de la satisfacción, el que va a elegir como prioritario siempre es el de la satisfacción, los dolores normalmente vienen de una consecuencia que el 85 por ciento no son localizados en el origen, muchos vienen de movimientos repetidos, y si queremos hacer que cambie realmente la dinámica del movimiento y generar un nuevo patrón de manera automática no hay nada mejor que enseñarle al cuerpo a través del juego o de lo satisfactorio, a través de lo que se siente rico, que es una de nuestras frases consentidas en Centro y’u, provocar movimientos satisfactorios para que en la vida diaria se empiecen a repetir.

Si van a terapia y el centro o terapia que te dan genera dolor, digan fuerte y claro: “No me puede, ni me debe doler” y si alguien les explica que es normal y así debe de ser, deben salir corriendo de ese lugar.

La mejor medicina es encontrar la raíz del problema y combatirla a través de la satisfacción y de la permanencia, un ejercicio ayuda a que el sistema se acomode mejor, se mueva mejor, relaje o tense lo debido, pero lo que verdaderamente hace que todo se arregle es que cada movimiento, cada postura, cada emoción recibida esté organizada e integrada con todas las piezas, somos seres únicos e individuales, debemos de saber cómo está compensando nuestro cuerpo y quienes están siendo responsables de las cargas para llegar a un perfecto equilibrio entre tensiones y compresiones, esto libera el dolor y de fuente hace que funcionemos de manera óptima. Y no estoy hablando solamente del sistema locomotor (músculos, huesos, tendones, ligamentos), también hablo de los órganos.
Sólo imagina tu corazón y pulmones, la capacidad de tensegridad que pueden tener en una sola postura durante ocho horas que están enfrente de un escritorio. Esto tarde o temprano prenderá el sistema de alarma y se denotará el dolor, si le hicieran caso desde el primer instante, y sobre esa misma silla y escritorio, al llegar a trabajar se movieran con ritmos donde se sienta satisfactorio, o hicieran movimientos que se sientan rico, su posibilidad de estar en un mejor estado crecería tanto en estadística que no me lo creerían. A partir de hoy ¡Aléjense del dolor a través de la satisfacción!

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