Como si en la etimología náhuatl de sus nombres estuviera marcado su destino, Cuauhtémoc Blanco, que en la lengua mexica significa “águila que cae”, y Cuitláhuac García, “águila en el agua”, los gobernadores de Morelos y Veracruz que llegaron al poder de la mano del presidente Andrés Manuel López Obrador y su 4T, hoy están envueltos en rumores y amenazas de caídas y de juicios políticos debido a su ineficacia y su incapacidad para gobernar y controlar la inseguridad y la violencia en sus respectivos estados.

De un lado Cuauhtémoc Blanco que —según versiones que le confiaron sus propios colaboradores cercanos a la periodista Martha Anaya— estuvo a punto de “tirar la toalla” y fue a Palacio Nacional a ver al presidente López Obrador para plantearle su dimisión al cargo porque “esto ya no es para mí” y hasta propuso para sustituirlo al diputado de su partido Jorge Argüelles. El mandatario morelense, que ayer salió a negar en conferencia y en mensajes en redes sociales su intención de pedir licencia al cargo, se queja de que no tiene apoyo del gobierno federal, algo que él ha pedido en reiteradas ocasiones ante los hechos de violencia cada vez más graves en su estado, y de que desde la consejería jurídica de la Presidencia, que encabeza Julio Scherer Ibarra, se obstaculizan y frenan las investigaciones y acusaciones de corrupción contra su antecesor Graco Ramírez.

No es la primera vez que el exseleccionado nacional confiesa su incapacidad para garantizar la seguridad y la gobernabilidad de su estado. Lo dijo el 8 de mayo de este año, cuando en plena Plaza de Armas de Cuernavaca asesinaron de varios disparos a quemarropa al empresario Jesús García, líder de comerciantes en la entidad, y lo repitió el 2 de septiembre cuando sicarios armados abrieron fuego en plena central de autobuses de la capital morelense, asesinando a cinco personas. “Necesitamos del apoyo del gobierno federal, nosotros no podemos solos”. Ese sería el mismo argumento que el gobernador habría repetido ante el presidente López Obrador en Palacio Nacional, al quejarse de la falta de apoyo a su estado.

Por lo que se refiere a Cuitláhuac García, el morenista al que en menos de cuatro meses le asesinaron en dos cruentas masacres a 43 personas, la primera en abril en Minatitlán y la segunda en Coatzacoalcos en agosto pasado, las constantes defensas y espaldarazos abiertos del Presidente no han logrado revertir la imagen de un gobernador completamente rebasado por la inseguridad y la violencia. En los 10 meses de su administración ya cobró la vida de más de 1,000 veracruzanos, con un incremento de 55% en los homicidios dolosos en estos 9 meses, además de que los feminicidios subieron en 83% y los secuestros en 124% de enero a junio de este año, según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

El morenista Cuitláhuac —que literalmente parece un águila que hace agua— enfrenta ahora una demanda de juicio político del PAN, encabezada por el senador Julen Rementería, en la que lo acusan de ser responsable de “la espiral de violencia e inseguridad y de la crisis política que se vive en su estado. En respuesta, el mandatario al que una y otra vez ha tenido que acudir en su rescate el presidente López Obrador, dice, muy seguro de la protección federal de la que goza, no sólo del Ejecutivo sino de la mayoría de Morena en el Congreso que muy seguramente repetirá las prácticas priistas y mandará, primero “a comisiones” y luego a la “congeladora” la demanda de juicio en su contra: “Que lo intenten, son libres, no tengo ningún problema… ninguno, no me voy a amparar, y ellos están en su derecho. Qué bueno que vigilen a los gobernantes, es parte de su labor, yo no soy (Miguel Ángel) Yunes, ni (Javier) Duarte, no tengo cola que me pisen, soy académico, soy maestro, y estamos haciendo bien las cosas”.

Uno por académico y el otro por futbolista, pero en los hechos, ni Cuauhtémoc Blanco ni Cuitláhuac García demuestran tener la capacidad de gobernar sus estados y de garantizar la seguridad de sus ciudadanos. De no ser por el apoyo que tienen desde Palacio Nacional o de que controlan a las mayorías en sus Congresos locales, estos dos gobernantes ya hubieran corrido la suerte de los dos tlatoanis aztecas, el penúltimo y el último de los que gobernaron a la Gran Tenochtitlán, y en cuyos reinados sucumbió el gran imperio mexica, superados por las armas de sus enemigos pero también a causa de sus yerros, su ingenuidad y su dubitativa forma de ejercer el poder que les fue conferido.

NOTAS INDISCRETAS…En contra de las versiones que lo muestran postrado por enfermedad o escondido ante las amenazas de enjuiciar su trabajo, el procurador Jesús Murillo Karam nos dijo ayer en radio que está “listo y preparado” para responder a cualquier señalamiento sobre una supuesta “evasión de responsabilidad” como la que acusó el subsecretario de Derechos Humanos de la Segob, Alejandro Encinas. “Yo estoy tranquilo y seguro de lo que hice. Ninguna de las investigaciones y consignaciones que hicimos en el caso (Ayotzinapa) puede ser cuestionada en su solidez y su integridad. Si hubo casos de tortura, yo los lamento, pero eso no invalida el resto de las pruebas que acreditamos contra la mayoría de los 142 acusados en la investigación”, comentó el extitular de la PGR. Sobre la “verdad histórica” que en su momento sostuvo y que se ha puesto en duda por la actual administración, Murillo Karam sostuvo que él sólo utilizó esa frase como una definición jurídica y que nunca pretendió aseverar que en la parte de las indagatorias que él condujo, desde septiembre de 2014 hasta febrero de 2015, contenían “toda la verdad ni la única verdad del caso”. Se reiteró dispuesto a comparecer ante las instancias a las que lo llamen y, sobre el ofrecimiento del presidente López Obrador y del subsecretario Encinas a los padres de los 43 normalistas de encontrarlos con vida, dijo que él está convencido, “por las pruebas y los peritajes científicos que se hicieron” que a la mayor parte de los estudiantes “los quemaron en el paraje del basurero de Cocula y sus cenizas y restos fueron arrojados al río San Juan” donde se encontraron más de 200 huesos humanos. “Nada me gustaría más que equivocarme y que algunos de los jóvenes estuvieran con vida, pero creo que es muy difícil que así sea”, comentó el primer procurador responsable de las investigaciones del caso Ayotzinapa. ¿Será que a Murillo sí lo llaman a declarar o incluso como indiciado en una indagatoria y está tan preparado como dice el exprocurador?...Los dados mandan Serpiente doble. Mal tiro para un miércoles.

sgarciasoto@hotmail.com

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