Este 6 de enero, además del tradicional Día de Reyes, en México celebramos a las personas que se dedican a la noble labor de la enfermería, quienes, junto a las y los integrantes del personal médico de nuestro país, han sido los primeros combatientes en la lucha que el sector salud ha emprendido contra la pandemia por Covid-19.

Sin duda, dicha batalla ha sido intensa, sin cuartel ni descanso para quienes ponen su vocación, su capacidad y conocimientos al servicio de quienes los necesitan más que nunca: las personas que, por desgracia, han sufrido y aún sufren los efectos de esta enfermedad que asola al mundo y contra la que aún están dedicados todos los esfuerzos, en todos los países.

Por ello, la mejor forma de celebrar hoy, y todos los días, a los y las enfermeras de México y a todas las personas profesionales de la medicina, es respetando las medidas de protección sanitaria que recomiendan las autoridades de salud federales, las cuales, más que verlas como una obligación, tenemos que asumir como parte de nuestra cotidianeidad, para apoyar la reducción de los índices de contagio y, con ello, ayudar a que se normalice, la capacidad de atención médica y hospitalaria.

Estoy seguro que ese es un reto que podemos enfrentar unidos, como la sociedad mexicana consciente y solidaria que hemos demostrado ser a lo largo de la historia. En lo particular, he buscado y seguiré buscando formas de sumar a esta gran lucha mundial en contra de un enemigo que ha demostrado que, no por ser invisible es menos peligroso y letal.

Como lo hemos dicho en otras ocasiones, esta pandemia demandó que la ciudadanía mundial se sumara para defender a los nuestros en este periodo de duras pruebas y mayores aprendizajes que nos ha tocado vivir desde el pasado año. Millones de personas en todos los países, cientos de miles de médicos, enfermeras y personal administrativo de las instituciones médicas, salieron a darlo todo a sus centros de trabajo y algunos, desgraciadamente, no regresaron.

Por ello, durante mi gestión como senador de la República, propuse una iniciativa para que todas y todos los colaboradores de instituciones públicas que trabajaran en servicios médicos, pudieran recibir un salario preferente durante la contingencia, considerando que este esfuerzo extra, a pesar de que lo hacen, en su mayoría, con total vocación y sin ánimo de lucro, merece ser retribuido por el

Estado mexicano, en representación del agradecimiento que las personas de todo el país tenemos con ellos.

Ahora, como todos sabemos, estamos en un momento especialmente delicado respecto a la contingencia y a los cuidados que debemos tener para evitar, en lo posible, la propagación del virus. El gobierno federal ha iniciado el programa nacional de distribución de la vacuna, de acuerdo a una premisa lógica de aplicación prioritaria al personal médico y de enfermería, y con la previsión de avance progresivo de acuerdo a la vulnerabilidad de los grupos sociales.

Por esa razón, es momento de cerrar aún más las filas, de hacer lo que nos toca y seguir cuidándonos y cuidando a los nuestros. Es momento de atender el llamado reiterado de las enfermeras, enfermeros, médicos y especialistas, para ser más solidarios, para recordar que ellos necesitan de nosotros para no tirar la toalla y seguir brindando salud, atención, compañía y confianza a los que hoy están enfermos y ven en ellos la esperanza de recuperarse, como deseamos todos.

Celebremos siempre así a los héroes que cuidan nuestra vida y la vida misma nos lo va a retribuir.

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