Mis estimados amigos, es un placer leernos de nueva cuenta. Hoy les contaré que regreso a las andadas rockeras en busca de una banda que llene las expectativas actuales para la escena del rock, ya que a pesar de que contamos con miles de prospectos, por una parte carecemos de ayuda y por otra, de la actitud para poder triunfar.

Hace algún tiempo, en una plática con un camarada hablando sobre festivales de música en nuestro país, llegamos a la conclusión de que los representantes para cerrar este tipo de conciertos siempre son los mismos: Zoé, Café Tacvba, Bunbury y bandas como Los Cadillacs, además de los de jerarquía internacional, teniendo como ejemplo a Gorillaz.

Por lo que llegué a cuestionarme: ¿qué es lo que sucede en la industria musical de nuestro país?, ¿no hay talento?,  ¿no hay confianza en ellos para colocarlos como headliners? Entonces empecé a indagar con la gente y regresé a los toquines emergentes para comenzar con el rockanrol de cada semana.

En ese trajín me encontré con una banda emergente dispuesta y con toda la actitud, se trata de Inmoralidad, una agrupación conformada por cinco músicos que al subir al escenario rompen la escena; poseen un estilo fuerte, a la vez desquiciado y acelerado que mezcla rock alternativo, surf y punk para crear un género al que ellos mismos denominaron rock podrido, que ha generado temas como “Pulque”, inspirada en la bebida de los dioses y de los adulterados por las penas.

Ya de cerca y en entrevista, les pregunté ¿cuál banda podría cerrar un evento masivo?, y comenzaron a nombrar varias de buen calibre, pero finalmente llegamos a la conclusión de que ninguna podría reunir a 100 mil personas en un recinto como el Foro Sol, sin embargo, también coincidimos en que si el apoyo a la escena emergente fuera mayor, se verían muchos más prospectos, ya que hay agrupaciones que cuentan con años de experiencia, giras, EP’s, discos y aun así, no son tomadas en cuenta para tocar, sin que ello implique un costo para la banda, lo que orilla a los grupos a trabajar en otros ámbitos, por lo que les queda poco tiempo y menos posibilidades de sobresalir.

En otra ocasión, platicando del mismo tema con Misael Oseguera, quien toca el sax con Panteón Rococó, me dijo: “Yo fui emergente y luché bastante por llegar hasta donde estoy, se trata de perseverar para poder llegar”, entonces entendí que sí es difícil, sin embargo, no importan los fracasos tanto como la resistencia, ya que esta es una batalla diaria para llegar al punto de la satisfacción personal, entonces ¡a rolar que el rock no tiene la culpa!

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