A muchos aterroriza la posibilidad de que se vulneren las instituciones que en nuestro país son contrapeso del poder, tanto en lo jurídico como en lo económico, entre ellas el Banxico, en la que algunos analistas hablan de la posibilidad de un retroceso de 25 años con respecto a la capacidad de operar autónomamente. ¿Cómo volvería esa subordinación del banco central al ejecutivo? Según los críticos del Presidente haciéndose éste del control de la Junta de Gobierno y modificando del objeto del banco. Analicemos esta posibilidad.

Tomemos como ejemplo una democracia donde su banco central, en un régimen presidencialista, ha mantenido una gran autonomía en sus decisiones con respecto al ejecutivo, la Reserva Federal de EU (FED), hoy blanco de los ataques del presidente Trump, que no tiene pleito aborrecido, igual es la FED, los chinos, los migrantes, los demócratas, su procurador y hasta sus propios abogados. En general, la FED no es distinta a otros colegiados en EU, como por ejemplo la Corte o la Federal Trade Commission, donde los presidentes, republicanos o demócratas, tratan de reflejar su ideología económica o pensamiento con respecto a los derechos civiles, en estas instituciones pilares de su democracia, su estado de derecho y su economía. Todos por cierto propuestos por el Presidente al Senado, pero que finalmente mantienen independencia en su actuar. Si en nuestro caso el esquema es casi idéntico, donde el presidente propone, los partidos ratifican a los suyos vía el Senado ¿Cuál es la diferencia? En realidad ninguna.

Para el presidente López Obrador y la izquierda hoy se abre una gran oportunidad de proponer perfiles mejor identificados con su ideología. Tanto Jonathan Heat como Gerardo Esquivel, ambos de capacidad indiscutible, fueron propuestos y ratificados para ocupar las dos vacantes en la junta de gobierno de Banxico. ¿Son estos nuevos integrantes de la junta un riesgo para la institución, su trabajo y su objetivo de mantener el poder adquisitivo del peso? Me parece que no.

En 2020 estará disponible otra posición de subgobernador, la de Javier Guzmán. Con esto podría obtenerse el tercer voto necesario para, por así decirlo, cambiar el control del órgano colegiado más importante de política monetaria en el país. Luego en diciembre de 2021 vendría el relevo de su Presidente, Alejandro Díaz de León, que será definido bajo el mismo procedimiento.

¿Se conserva en este escenario la autonomía de Banxico? Sí, tanto como se conservó en otras ocasiones. La palabra mágica es transexenalidad. Todos los presidentes, desde 1994, han propuesto a destacados especialistas, escogidos a imagen y semejanza de la visión del ejecutivo en turno, pero los periodos de los nombramientos superan el de aquel que los propone. Antes no hubo sobresaltos ni mayores reclamos cuando fueron propuestos y ratificados, al amparo que la comunidad financiera internacional los “veía bien”. ¿Por qué los habrá ahora?. Esquivel es un reconocido académico e investigador de la UNAM, el Colegio de México y con Doctorado en Harvard, mientras que Heath ha sido un influyente consultor internacional y doctor por la Universidad de Pennsylvania. Ambos han dado muestra de poder ser críticos con medidas tomadas por el actual gobierno. Lealtad seguro habrá, pero incondicionalidad no.

México es el único país del mundo donde la independencia del banco central está consignada en la constitución, así como su objetivo prioritario, por lo que cambiar esto último sería políticamente complejo, aunque sin duda la junta del banco no sólo valora en sus decisiones el comportamiento de la inflación sino también de la economía. Tampoco se puede decir que no ha existido antes un vínculo con la Secretaría de Hacienda y su política económica, sería desafortunado para el país que no hubiera comunicación entre ambos. Así, no está en riesgo la autonomía, pero quizá sí esté en puerta un cambio de ideología de Banxico, conformado por destacados expertos cuyo pecado podría ser, si acaso, pensar diferente.


 Abogado con maestría en Políticas Públicas. @maximilianogp

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