“Viene, viene”; o “fruta, ¿de cuál le doy? son expresiones que a diario escuchamos, y más en las principales calles y avenidas de nuestro Centro Histórico. Tal parece que en los últimos días el problema de los franeleros y los vendedores ambulantes se ha ido incrementando como si fuera una bola de nieve, la cual resulta difícil de poder parar. Es complicado referirme a esta situación como un “problema” porque estamos hablando de seres humanos, y créame que lo hago con mucho respeto, para quienes tratan de ganarse la vida acomodando automóviles o comercializando de manera informal en la vía pública.

Uno de los principios de la doctrina del Partido Acción Nacional es colocar a la persona humana en el centro de todo esfuerzo que se realice, por ello hace algunos años se llevó a cabo una acción que costó mucho, pero que finalmente se pudo poner orden en la capital, respecto a los vendedores informales.

Era una queja que la demandaban los ciudadanos, ellos ya no querían ambulantes en las calles del Centro Histórico, estaban cansados de que no poder caminar de manera libre, por el otro lado se encontraban los vendedores que estaban haciendo lo posible para poder llevar el sustento a sus casas. El gobierno municipal en turno tuvo que tomar cartas en el asunto, una situación sumamente difícil, pero que era necesaria para poder dar una solución, por ello se decidió prohibir que los vendedores informales estuvieran en las calles.

Fue una medida que tal vez sorprendió y que a muchos no les gustó —principalmente a los ambulantes—, sin embargo fueron más lo que resultaron beneficiados y satisfechos con el resultado. Hace pocos meses el problema de pronto volvió a surgir y tal parece que las autoridades no han podido controlarlo, la muestra de ello son las “sanciones” que pretenden aplicarles, tanto a vendedores informales, como a los famosos “viene, viene”.

Por ejemplo, las autoridades nos han dado a conocer que se incrementaron las multas para los ambulantes, las cuales ascienden hasta los 200 salarios mínimos, es decir cerca de 12 mil pesos. Y eso no es todo, también nos dicen que en el Ayuntamiento de Querétaro pretenden modificar el reglamento para poder arrestar hasta 72 horas a los franeleros, y sí, sí va en contra de la Ley el que se aparten lugares en la vía pública para destinarlos a alguien, pero creo que un arresto no es la solución.

El problema de los ambulantes y franeleros tiene que ver con algo de fondo que no se han atrevido a resolver. Los vendedores informales tienen que hacerlo porque desgraciadamente estamos viendo a nivel estatal que cada evaluación descendemos en generación de fuentes de empleo y tienen que buscar otras alternativas para poder llevar el sustento a casa.

Los franeleros existen porque se aprovechan de que uno busca lugar en el Centro Histórico y es mejor darle cinco o 10 pesos a una persona que nos tiene “apartado” el lugar, a tener que pagar mínimo 20 pesos por hora en un estacionamiento. ¿Qué tal si las autoridades disminuyen los trámites para otorgar licencias de funcionamiento?, ¿y si instalan parquímetros en el Centro Histórico?, tal como lo hemos planteado en colaboraciones pasadas. Son acciones que deberían tomar en cuenta para tratar de resolver el problema de raíz y no tratar de poner un parche.

Ante esto, le pregunto: ¿identifica cuál es el común denominador en los problemas de los ambulantes, franeleros y transporte público?, así es, lo tratan de resolver “por encima”, pero no están atendiendo el verdadero fondo de la cuestión.

Diputado local por el PAN

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