La turbosina que vende Pemex sube y baja de precio en línea con los movimientos en los precios internacionales, mismos que están fijados por la oferta y demanda en un mercado libre y abierto. En contraste, la gasolina que vende Pemex sólo sube, nunca baja, sin importar qué pase con el precio internacional del petróleo.

La diferencia se explica porque los consumidores de turbosina (i.e., las aerolíneas de pasajeros y carga) sí pueden comprar combustible fuera de México y en caso de que Pemex fije un precio mayor al internacional las aerolíneas simplemente cargarán combustible en el e xtranjero. En cambio, con excepción de nuestros compatriotas que viven en la frontera, los consumidores de gasolina (i.e., todos los automovilistas particulares, taxistas y autotransportistas de pasajeros y carga) estamos maniatados y no tenemos opción más que pagar el precio que fije Pemex.

Efectivamente, mientras que la turbosina de Pemex en el Aeropuerto de la Ciudad de México llegó a alcanzar en febrero de 2012 un precio de 13.17 pesos por litro, para noviembre de 2014 el precio bajó a 9.68 pesos por litro, lo cual implica una reducción de 27%. Por el contrario, durante este mismo periodo, la gasolina Magna pasó de 9.91 a 13.22 pesos por litro, lo cual implica un incremento de 33%.

El gobierno justifica los gasolinazos aduciendo que la gasolina estaba subsidiada. Sin embargo, actualmente el precio al público de la gasolina en México es superior a su equivalente en EU (la Ley del IEPS señala a la costa del Golfo de Estados Unidos como la referencia internacional para determinar nuestros precios internos). En particular, durante 2014 el precio promedio al público de la gasolina Magna fue 16% más cara que la gasolina Regular en la costa del Golfo de EU. Peor aún, a enero de 2015 la gasolina Magna se fijó en 13.57 pesos por litro, mientras que su comparable en EU cuesta 7.45 pesos por litro; es decir, en el primer mes del año los mexicanos pagamos gasolina 82% más cara que los estadounidenses.

De hecho, la comparación es todavía más preocupante cuando contrastamos el precio al productor (que excluye del precio al público el flete por transporte, la utilidad de los franquiciatarios y los impuestos), ya que, a pesar de que la gasolina en México es más cara que en EUA, según el gobierno mexicano sigue habiendo un subsidio, lo cual significa que a Pemex le cuesta más caro producir un litro de gasolina que a los productores estadounidenses, lo cual subraya la ineficiencia de la paraestatal mexicana.

La gran esperanza es que la reforma energética elimine estas distorsiones. En concreto, la expectativa puntual en este tema sería que el precio de la gasolina en México deje de ser fijado por el gobierno y se comporte más como la turbosina.

De ser así, los automovilistas seremos más libres porque al menos tendremos opción de elegir si queremos gasolina de Pemex o preferimos la de otro proveedor nacional o extranjero.

Discovery Americas

Google News

TEMAS RELACIONADOS