El joven Gustavo ya se había aburrido. Después de un mes de vacaciones aún restaban dos más en el verano de Buenos Aires. Quería conseguir trabajo “de lo que fuera”. Una amiga le pasó el tip: estaban buscando mensajero en la empresa donde laboraba. “¿Qué es lo que le preguntan a alguien que quiere trabajar como mensajero?”. Gustavo se aprendió todas las calles del centro de la capital argentina. Estaba preparado para cualquier pregunta antes de entrar a WoBI.

“Me preparé para todo. No ir de cero. Mañana me van a entrevistar de mensajero. ¿Qué me van preguntar? Supongo que tengo que aprenderme las calles de memoria. Me tengo que aprender todo de memoria. Me aprendí todo”.

El actual director de WoBI, empresa antes conocida como HSM, cumple con el cliché de haber empezado desde un puesto de los más bajos. La compañía hoy es conocida principalmente por tres plataformas: la revista (antes Gestión), las conferencias donde tienen invitados internacionales (como el World Business Forum) y el canal de televisión (antes Management TV). Todo, ahora sí, con el nombre WoBI.

Expansión. Estados Unidos, meca de los libros sobre management, no tenía un escenario, una plataforma para mostrar en un mismo lugar a los escritores y empresarios estrellas más taquilleros sobre el tema de management. La iniciativa llegó del sur, de Argentina. La empresa dirigida por Gustavo Barcia se propuso hacer sus emblemáticas conferencias en un lugar también emblemático en el Midtown Manhattan: el Radio City Music Hall.

Aquello no tenía precedentes en Estados Unidos. Los organizadores de la agenda del recinto no entendían de qué se trataba aquello: “¿Van a dar conferencias directores de empresas, escritores, a otros directores?”. Tal incertidumbre tuvo un precio. Debió pagar la contratación del lugar con un año de anticipación sin derecho a reembolso en caso de cancelación. Hecho.

Un año después tuvieron las primeras conferencias World Business Forum en Estados Unidos y cada año tienen una nueva edición.

“¿Algo qué declarar?”. Mientras que otros directivos recuerdan su habilidad de ser líder cuando fueron capitanes de algún equipo de algún deporte que solían practicar, Gustavo Barcia se lo atribuye a haber estudiado Arquitectura.

No tenía un grupo fijo de compañeros de clase. Esto lo obligó a aprender a relacionarse, conocer gente y trabajar en equipo constantemente con personas nuevas. “Siempre eran en grupos de cinco o seis personas que no conocías previamente”.

Su estilo de liderazgo no es totalitario, sino de bajo perfil. “Escuchar, escuchar, escuchar e ir entendiendo las personalidades de cada uno de ellos”. De cada integrante de un equipo saca lo mejor. Entiende cuál es son las habilidades de cada uno y trata de explotarlas.

“Nunca dije ‘quiero ser líder’”. Sólo es líder en lo que es bueno. En lo demás, se deja liderar por otros. “Si el director de operaciones me pide que ponga folletos en las mesas, yo me pongo a poner folletos en las mesas”. Lo dice porque justamente eso ha hecho en más de uno de los foros que organiza WoBI.

“Hicimos un evento con Tom Peters en el Marquis Reforma” de la ciudad de México. Habían contratado a una empresa externa para manejar el valet parking, pero minutos antes de comenzar el foro filas de autos bloqueaban avenida Reforma debido a que no eran suficientes personas las que recogían los automóviles. “Llamé a varios del staff para que moviéramos los coches hacia el estacionamiento. Nos pusimos todos a recibir los coches.

“Una chica se bajó y me dijo: ‘¿Tú me vas a recibir el coche? Es que me da mucha pena, porque tengo en el coche un desmadre.’ Yo, de smoking”.

Minutos más tarde, a punto de comenzar el foro, Gustavo toma el micrófono y da unas palabras como director general. Entre los asistentes varios se preguntaban: “¿No era este tipo el que me recibió el auto?”.

Siempre tiene presente esa enseñanza en la escuela de Arquitectura. Aunque “dejé de ejercer Arquitectura el día que me recibí.”

El diablo está en los detalles. Todo está calculado. Cada detalle fue considerado. En las primeras ediciones del foro los invitados recibían un cuaderno. Las argollas no le permitía a quienes eran zurdos escribir sus notas en las hojas dedicadas para ese fin, así que los organizadores mandaron a hacer unos especialmente para ellos.

Cada momento en el foro está cronometrado. Cada participante sabe cuánto tiempo tiene disponible y no puede pasarse más de la cuenta. Los refrigerios, las comidas, quién se sienta con quién, en qué mesa están, quién da la plática durante la comida, todo está calculado y, cuando se puede, monetizado. A algunos conferencistas se les paga, a otros se les da la oportunidad de hablar con el nicho de clientes o usuarios que forman la comunidad de WoBI.

Es en la manera como se trata a esta comunidad donde está el negocio. WoBI ha logrado establecerse como una marca con la que otras marcas quieren relacionarse. Su trabajo es mantener a su público satisfecho, así que no pueden aliarse con cualquier otra marca o compañía.

Los boletos a sus foros son equiparables a cuatro veces un espectáculo de Paul McCartney (los boletos para uno de sus eventos del 21 de diciembre en el Lincoln Center están desde mil 999 dólares a 3 mil 300 dólares). Obviamente, el asistente no sólo tiene derecho a escuchar las conferencias, sino a formar parte de la comunidad, que le da derecho a ver los videos en el sitio web, a los refrigerios (a veces cuentan con meseros hasta tu lugar), a un kit de materiales de apoyo, a la revista, en fin. Y suelen durar un par de días.

Una buena persona. WoBI es parte de su historia de pareja. En 2007, cuando HSM le iba a dar un premio a Prodigy MSN, quien subió a recibirlo fue su directora, María Teresa Arnal. Allí, arriba del escenario del Expo Management (ahora, World Business Forum), quien entregó la presea fue Gustavo Barcia. En ese momento se conocieron quienes más tarde se casarían.

Gustavo Barcia no tiene el éxito para él solo. Lo comparte con su esposa Mariate, como la conocen todos, una empresaria que dice que sin él “no hubiera podido emprender. Él me inspira a ser mejor”. Su empresa Clarus Digital es un referente en el marketing digital, cuando nadie sabía lo que aquello significaba.

En ese momento, tuvo palabras de agradecimiento para Gustavo, y hoy, las sigue teniendo. “Es un tipo muy completo, muy ecuánime. Sólo lo puedo definir como una buena persona”.

Cuando Mariate se decidió a emprender, Gustavo estuvo ahí para apoyarla. “Una de las cosas que nos pasa a las mujeres que trabajamos es que no necesariamente tenemos a una persona al lado. Él me inspira a ser mejor, mejor en lo que hago.”

Gustavo me dice que de la familia ella es la exitosa, pues empezó una empresa desde cero. Cuando se trata de decisiones fuertes e importantes, se consultan uno a otro. “Gustavo pone las cosas en perspectiva”. Incluso cuando se trata de “¿dónde vamos a viajar esta vez?”.

Cuando se trata de festejar un logro los dos ya saben que se van a apapachar con un viaje, a conocer el mundo. Eso sí, no les gusta tomar la guía de turistas, sino perderse por las ciudades y pasar desapercibidos.

A Gustavo le gusta irse por el camino menos transitado. De esa manera resuelve los problemas. Unos le llaman innovación, para él es su modo de actuar: nunca por el camino común. Si se trata de contratar a un conferencista para el siguiente foro, no siempre lo hace por medio de su agente de relaciones públicas, a veces lo busca directamente en las redes sociales y le ha funcionado. Los invita a comer y listo, ya los tiene para el siguiente World Business Forum.

Es que comer está en uno de sus gustos principales. Y lo comparte con Mariate. Pretextos para una buena comida sobran.

Argentina. Cuando platico con uno de sus amigos de la escuela de Arquitectura, en la Universidad de Buenos Aires, lo recuerda como alguien muy inteligente y que, con el tiempo, se ha vuelto más seguro de sí mismo. No era el tipo más popular de la universidad, pero hoy es un tipo muy seguro.¿

“Tiene un don natural de abrir puertas y tomar objetivos profesionales. Siempre está en permanente crecimiento”, me dice Abel Perles. “Cada vez que lo veo chinga quedito”. Se refiere a que con ciertos amigos es capaz de molestar a tal grado como si siguiera de nuevo en la universidad. “Es muy amigo de sus amigos”.

Parece que tomó a la Arquitectura como lo dice su palabra, la búsqueda del origen. De ahí su visión integral, una de las habilidades que su amigo, también arquitecto, le reconoce. La otra habilidad es una que, aunque no le extraña a Abel, se nota que últimamente la ha tenido más a la mano: tomar el micrófono. “Ahora tiene roles más públicos y le han funcionado muy bien”.

***

¿Cómo te llamas?

—Gustavo

—¿Qué estudiaste?

—Arquitectura

—¿Puedes trabajar de tal hora a tal hora?

— Sí.

—Mañana empiezas.

Aquel día de 1995 no le preguntaron nada sobre qué calle cruza con qué otra y de alguna manera obtuvo el trabajo en WoBI.

Gustavo dice de su esposa, Mariate, que es la exitosa de la familia. Está a cargo de Clarus Digital, una agencia de marketing digital que ha logrado establecerse en el competido medio.

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