La empresa Rosmar y la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) desarrollan un proyecto para producir a nivel industrial bioconservadores para embutidos y cárnicos.

Este proyecto surgió del interés de la industria debido a que los costos en mermas por caducidad son altos o porque su logística requiere de mayor vida en el anaquel, explicó el coordinador académico de la División de Posgrado de la Facultad de Contaduría y Administración de dicha institución, Juan Manuel Peña Aguilar.

“Este proyecto tiene que ver con tecnología que permita mantener las características físicas y químicas iguales respecto principalmente a los embutidos”, destacó.

Abundó que son formas de preservar los alimentos con conservadores menos dañinos, este es un plan donde se realiza un monitoreo para verificar si el producto está listo para salir al mercado.

El objetivo es saber si realmente va durar conservado el tiempo que se estima.

Actualmente el proyecto está en fase prototipo y se espera que pueda fabricarse a escala comercial lo antes posible.

“La empresa ya hizo un desarrollo, pero no sabe cómo llevarlo a escala comercial y nosotros estamos apoyando en el escalamiento tecnológico”, dijo el académico.

La idea es poder vender a empresas grandes como Food, Swan o compañías que manejan grandes líneas de embutidos.

Los conservadores ya están preservados y sí funcionan, ahorita están en las últimas pruebas de campo, sin embargo, hasta el momento la producción está limitada, pues sólo se elaboran a escalas pequeñas, informó el especialista.

Para este desarrollo, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) aportó 2 millones 127 mil 500 pesos y están trabajando alrededor de cuatro investigadores de la UAQ.

El académico consideró que de desarrollar este producto representaría cifras importantes; asimismo contribuirían en fortalecer la posición de la industria.

Abundó que la meta principal es evaluar a escala piloto y dentro de la industria los resultados del bioconservador, para incrementar la vida de anaquel.

Reiteró que en todos los casos se vigilará que las propiedades fisicoquímicas y organolépticas relacionadas con la calidad de los productos no sean alteradas.

Además, con esta empresa existe otro proyecto, en el cual se trabaja para pasar de una escala piloto a producción masiva de cartuchos filtrantes de agua.

La diferencia es que son cartuchos más económicos que los tradicionales y el mercado potencial sería el sector de alimentos.

“Ellos ya lo producen, es un cartucho muy bueno en cuanto a rendimiento, pero lo que se busca es que el costo sea menor que el de los cartuchos filtrantes que tienen carbón activado”, citó Peña Aguilar.

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