Cuando pensamos en ciudades como Los Ángeles o San Diego, solemos imaginar paisajes urbanos modernos, autopistas interminables y una vibrante diversidad cultural. Pero pocas veces se recuerda que estos núcleos urbanos de Estados Unidos comparten un origen profundamente ligado a la labor evangelizadora y colonizadora de un misionero español del siglo XVIII: fray Junípero Serra.
Antes de convertirse en grandes metrópolis californianas, estos lugares fueron sede de misiones católicas fundadas por Serra y otros frailes franciscanos, quienes buscaron extender la fe y el control territorial de la Corona española en el entonces llamado norte de la Nueva España.

La Sierra Gorda: El primer desafío
El camino de Junípero Serra hacia la Alta California no comenzó en el norte, sino en el corazón montañoso de lo que hoy es México. En 1750, Serra llegó a Jalpan, en la región de la Sierra Gorda queretana, una zona “indómita” habitada por pueblos como los pames, jonaces y huastecos que habían resistido durante siglos los intentos de colonización.
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Allí, entre la escarpada geografía y las tensiones con los pueblos originarios, fundó cinco misiones: Jalpan, Tancoyol, Landa, Tilaco y Concá. Su estrategia combinó la instrucción religiosa con el aprendizaje de lenguas indígenas, el fomento de la agricultura y la construcción de templos con ayuda local. Estas misiones, hoy declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO, fueron la antesala de un proyecto aún más ambicioso.

Del corazón de México al lejano oeste
En 1767 los franciscanos, bajo la dirección de Junípero Serra, asumieron la tarea de continuar la evangelización en la península de Baja California. Pero la misión no terminó ahí. Pronto, la mirada de la Corona se volvió hacia el norte: la Alta California. Preocupado por la expansión de potencias extranjeras, el rey Carlos III autorizó la fundación de nuevas misiones en territorio aún no reclamado formalmente.
Entre 1769 y 1782, Serra fundó nueve misiones en lo que hoy es Estados Unidos. Estas incluían la Misión de San Diego de Alcalá, San Gabriel Arcángel (en la actual zona de Los Ángeles), San Francisco de Asís y otras que más tarde darían origen a ciudades clave del estado de California.
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El hilo que une a Querétaro con California
Entonces, ¿Qué tienen en común Los Ángeles, San Diego y Querétaro? La respuesta se encuentra en las piedras de sus primeras iglesias y en la ruta que trazó fray Junípero Serra. Tanto las misiones queretanas como las californianas nacieron del mismo impulso evangelizador: una visión franciscana que combinaba espiritualidad, cultura y expansión territorial.
Estos sitios, separados hoy por una frontera internacional, comparten un origen común que remonta al siglo XVIII, cuando Serra estableció los fundamentos de un sistema de misiones que habría de cambiar el destino del continente. El estilo arquitectónico, la organización de las comunidades indígenas e incluso el trazado de caminos y ciudades modernas, llevan la huella de aquel fraile mallorquín.

Un legado aún presente
Fray Junípero Serra falleció en 1784 en la Misión de San Carlos Borromeo, en Monterrey, California, pero su legado sigue vivo tanto en México como en Estados Unidos. Fue canonizado en 2015 por el Papa Francisco y es considerado una figura clave en la historia de la evangelización en América del Norte.
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Así, las ciudades de Los Ángeles, San Diego y Querétaro no sólo comparten un pasado común: son testimonio del encuentro, y conflicto, entre culturas, religiones y visiones del mundo, marcadas por el impulso misionero de un hombre decidido a ir, siempre adelante.