El mejengue es una bebida tradicional de Querétaro que, aunque poco conocida fuera de la región, guarda una riqueza cultural y gastronómica comparable a las bebidas rituales de la época prehispánica.
Elaborada a partir de pulque, maíz prieto, piña, plátano, piloncillo, canela y hojas de maíz, este brebaje destaca por su sabor fuerte, fermentado y ligeramente dulce, ideal para acompañar platillos intensos como el mole.
Su preparación no es sencilla: el proceso implica una fermentación inicial de tres días en un ambiente cálido, seguido de una segunda etapa de reposo de 24 horas tras la adición de frutas y especias. El resultado es una bebida con cuerpo, aroma profundo y sabor complejo, muy distinta a las bebidas convencionales.

¿De dónde proviene esta bebida tradicional?
El mejengue nació en el corazón de Querétaro y es el legado de una cocina mestiza influenciada por culturas indígenas como la chichimeca y la hñähñu, que supieron aprovechar ingredientes como el maíz, el nopal, el chile y el agave para crear preparaciones únicas. En este contexto, el mejengue no solo es una bebida, sino una muestra de la creatividad culinaria ancestral.
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En épocas pasadas, el pulque —base de esta bebida— fue considerado sagrado por los mexicas, reservado para ancianos, guerreros y sacerdotes. Con el paso de los siglos, aunque su consumo disminuyó, ha comenzado a recuperar terreno como símbolo de identidad regional. El mejengue forma parte de esa reivindicación cultural.

¿Por qué el mejengue combina tan bien con el mole?
El mole, con su complejidad de ingredientes y sabores (dulce, picante, amargo), necesita un acompañamiento que no quede opacado. El mejengue, con su dulzor profundo y notas fermentadas, se convierte en el maridaje ideal. Su textura densa y su sabor frutal ayudan a equilibrar el picante del mole, mientras que el piloncillo y la canela potencian el carácter especiado del platillo.
No es casualidad que en las festividades patronales queretanas, donde el mole es protagonista, el mejengue se sirva con orgullo. Ambos representan una dualidad de lo ancestral y lo festivo, de lo ritual y lo cotidiano.
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¿Cómo se inserta el mejengue en la gastronomía queretana?
La gastronomía de Querétaro es diversa y sorprendente. Desde la barbacoa de borrego, las gorditas de migajas, hasta delicias más complejas como el Chivo Tapeado cocido en horno de tierra, la cocina queretana se caracteriza por el uso de productos locales como el maíz, el nopal, el chile y otras cactáceas del semidesierto.
En este contexto, el mejengue no está solo. Comparte escena con otras bebidas locales como el charape y el poco conocido simichol, todas hechas a base de maíz y pulque. Sin embargo, el mejengue destaca por su equilibrio entre lo ritual y lo festivo, lo dulce y lo fuerte.

¿Cuál es el valor cultural del mejengue hoy en día?
Más allá de ser una bebida alcohólica, el mejengue es un símbolo de resistencia cultural. Su preparación artesanal mantiene vivas técnicas heredadas de siglos, al mismo tiempo que promueve la producción del maguey pulquero, planta esencial en la identidad mexicana.
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En una época en la que las bebidas industrializadas predominan, rescatar y promover el consumo del mejengue significa también preservar la biodiversidad agrícola, impulsar economías locales y fortalecer la identidad gastronómica de Querétaro.

¿Dónde probar esta bebida única?
Aunque el mejengue no se encuentra con facilidad en restaurantes convencionales, todavía puede disfrutarse en algunas celebraciones tradicionales de Querétaro, particularmente en fiestas patronales y ferias gastronómicas donde se preserva la cocina de las haciendas y los pueblos originarios.
Además, algunos proyectos de cocina tradicional y restaurantes de cocina queretana contemporánea han comenzado a rescatar esta bebida como parte de sus menús de degustación, ofreciendo al visitante una experiencia gastronómica completa.
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En un país donde la gastronomía ha sido declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, el mejengue queretano ocupa un lugar especial como testimonio de la sabiduría popular, la biodiversidad nacional y la riqueza de nuestras raíces culinarias.