Este viernes 19 de febrero se anunció el fallecimiento de la artista Gabriela Martínez, quien desde hace varios años padecía cáncer. Gabriela nunca dejó de crear, siempre tenía entre sus manos aunque fuera un pedazo de papel y tinta para crear, se abrazó al arte como un método de sanación. En los últimos años, además de su obra personal, con hilo y aguja daba seguimiento a una serie de piezas bordadas “De corazón”, con las que se ayudaba a generar ingresos.

Coordinó con éxito la Muestra Internacional de Visible Invisibilización, Aproximaciones en torno a la violencia (2013), y por un tiempo dirigió el Centro de Arte Bernardo Quintana de la Universidad Autónoma de Querétaro.

En 2017 con el Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) realizó la exposición “Impermanencia”, en donde relató su proceso con el cáncer.

“Me quedé como un año y medio como flotando entre la vida y la muerte y estuve haciendo un registro fotográfico, técnicamente muy simple, usé mi teléfono; yo siempre le llamé un proceso de sanación desde el día uno, nunca pensé que me moriría, creo que todas las enfermedades tienen que ver con la actitud; hice registro de las transfusiones de sangre, de plaquetas, de mis brazos cuando los tenía todos negros, escribí algunas cosas de las sensaciones que sentía en los tratamientos”, platicó la artista a EL UNIVERSAL Querétaro, previo a esta exposición.

Y para el texto de sala, la misma Gabriela escribió: “Exploro campos del cuerpo y el cruce entre el arte y la medicina. La experiencia de vulnerabilidad me obliga a trabajar, como necesidad. Y esa necesidad la traslado al arte a través de distintos medios, o quizá, como forma de resistencia o como estrategia para reafirmar la vida”.

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