De las princesas de Disney, mi favorita siempre fue Ariel, la sirenita. Las razones son muy superficiales: es sirena, pelirroja y bonita. Como niña no necesitas muchas razones para proyectar tus deseos en un personaje, no piensas en lo que el imaginario puede llegar a adoptar y permear a lo largo de los años de manera inconsciente. Hoy me gustaría que habláramos sobre los estándares de belleza que estipula y manda la industria de la moda, el maquillaje, el cine, el deporte, las artes, etcétera y que lo hagamos a través del personaje de Úrsula, la villana en La Sirenita.

Disney decidió escribirles historias de origen a sus antagonistas mezclando la mitología griega y Úrsula es la hermana menor del rey Tritón, ambos tienen poderes mágicos otorgados por su padre y que residen en un tridente que pasó a ser de Tritón y una caracola dorada que Úrsula colocó como dije en un collar. Al morir su padre, ambos son presentados como autoridades máximas de los océanos, pero hay un detalle importante, Úrsula no es una sirena, es un pulpo negro de piel morada, su cabello es blanco y tiene sobrepeso. Estas características físicas no eran bien vistas por su hermano ni por los ciudadanos de Atlántida, consideraban que su apariencia era monstruosa. Este rechazo por un físico que ella no eligió, provocó que creciera el resentimiento y deseos de venganza para quienes la rechazaron. Un día usó su magia para tomar los bellos cuerpos de los sirenos y reducirlos a criaturas miserables que estuvieran a voluntad de sus deseos. Tras una lucha, Tritón recupera a sus habitantes y Úrsula es condenada al exilio.

Úrsula tiene la autoestima que Ariel carece, podría parecernos absurdo, porque la sirenita es una princesa, es hermosa y tiene una voz privilegiada, pero se enamora de alguien que le exige, de forma indirecta, cambiar lo que ella es para encajar en los estándares de belleza del reino de los humanos. Cuando Ariel llega a la cueva de Úrsula, nos encontramos a una pulpa voluptuosa que luce un escote coqueto con forma de corazón en un vestido entallado que provoca a la imaginación. Úrsula le dice que puede convertirla en humana, pero que debe darle su voz. Ariel entra en un conflicto:

—No hemos hablado de cómo me pagarás no se puede recibir algo sin dar nada a cambio. No es mucho lo que pido... Lo que quiero es tu voz.

—Pero sin mi voz… ¿Cómo?

—Eso no importa ¡Te ves muy bien! —le dice obviando su belleza y entonces comienza a cantar— No olvides que tan sólo tu belleza es más que suficiente, los hombres no te miran si les hablas, no creo que los quieras aburrir, allá arriba es preferido que las damas no conversen a no ser que no te quieras divertir, verás que no logras nada conversando, a menos que los pienses ahuyentar, admirada tú serás si callada siempre estás, sujeta bien tu lengua y triunfarás ¡Ariel, pobre alma en desgracia!

A los cinco años no entendía el contexto y el fuerte contenido de realidad social que lleva la letra y hoy cuando la escucho, Ariel deja de existir en mi memoria para deleitarme con la sabiduría y seguridad de Úrsula.

Bien, todos conocemos el idílico final, pero quisiera decir un par de cosas más sobre Úrsula, ella tiene la capacidad de cambiar su forma, tiene la opción de utilizar su caracola y transformarse en una sirena tan o más hermosa que Ariel y vivir así por siempre, pero no lo hace, ella decide ser una pulpa voluptuosa ¿Por qué? Porque ella no desea ser diferente, se acepta y disfruta tal cual es. Úrsula entiende cuál es el papel de la mujer, en este caso humana, en la sociedad y se mantiene lo más alejada posible porque le parece absurdo, a diferencia de Ariel, quien en la historia original de Hans Christian Andersen pierde la vida en su intento de agradar a un hombre.

El cuerpo femenino ha sido visto como un objeto, algo que se puede vender y exponer, la mujer siempre ha tenido mayor presión con respecto al deber ser de su cuerpo y ha sido persuadida para cambiar la forma en la que se ve para agradar a los demás, cumpliendo con los cánones de belleza impuestos por la sociedad, esto se puede evidenciar en campañas publicitarias, concursos de belleza, programas de tv, películas, revistas, catálogos de ropa, etc. Es preocupante el hecho de que el cuerpo femenino esté a disposición del mercado y más alarmante que las mujeres estén dispuestas a ser vistas como mercancía al grado de la normalización de la misma.

¿Por qué promovemos la cosificación de la mujer siendo mujeres? Platicaba con una de mis amigas sobre el concurso de Miss Universo y le pregunté qué pensaba: “No entiendo por qué te tienen que premiar por ser bonita. Cuando yo veía esos concursos de niña, sólo había una cosa en mi cabeza: que esas mujeres eran de otro planeta, que yo nunca me vería así de hermosa porque ellas pertenecían a algo diferente, a algo muy lejano a mí, y a todo esto: ¿Qué función tiene una Miss Universo en la sociedad? ¿Hacen algo además de ser bonitas?”

“Cambiando los estereotipos de belleza” fue el tema del que le tocó abordar a Miss México, ganadora del último Miss Universo, su respuesta: “…Hoy en día, la belleza no radica solamente en cómo nos vemos, para mí la belleza está en nuestro espíritu, nuestra alma y los valores con los que nos manejamos”. Es una línea que definitivamente pondría Disney en alguna de sus cintas, la respuesta viene de una mujer hermosa que tuvo que encajar en un patrón de medidas y peso para ser aceptada en un concurso creado por hombres, cuyo objetivo es entrar a un patrón de belleza que sea suficiente para ellos. Tal es el caso de diversas marcas, cuyos creadores y directores vigentes son hombres y que al no ser mujeres o mínimamente empáticos, imponen su concepto de belleza como el único a nivel mundial. ¿Cómo es posible que habiendo tantas características físicas diferentes quieran encasillar a la humanidad en un solo tipo de cuerpo?

Mi amiga me pregunta si conozco el Victoria’s Secret Fashion Show, le digo que sí, me comenta que el evento está en “pausa” tras recibir fuertes críticas por etiquetar a Barbara Palvin, una de sus modelos, como “plus size” al pesar 57 kilos y medir 1.75 y después de que el mundo fue testigo del primer Fashion Show llamado Savage de ropa interior con mujeres de cuerpos, razas y pesos diversos y reales, a cargo de Rihanna y su marca Fenty.

¿Qué es la belleza? Para millones de mujeres ha sido una condena, una enfermedad, una meta inalcanzable. Los tiempos cambian y los parámetros también, pero siempre tenemos de manera racional o inconsciente que ajustarnos, someternos, encajar. Nuestra valía viene en todas las tallas, formas y en todos los colores, no en el juicio de algunos que desde su privilegio dictan lo que es bello y lo que no.

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