"La novela Rayuela de Julio Cortázar me marcó la vida: Abrió ante mí un panorama distinto, una nueva forma de ver la vida y estar en el mundo; hoy, soy coleccionista de volúmenes de ese título publicados en diversas épocas y sellos", aseguró anoche la editora María Luisa Passarge.

La directora de la Cabra Ediciones señaló lo anterior durante una entrevista, y abonó a sus declaraciones que son tantas las ediciones diferentes de Rayuela que ha cosechado a lo largo de los años, que en breve serán colocadas vitrinas con ellas dentro de la exposición "De la tierra al cielo. 50 años de Rayuela".

Abordada en el marco de la apertura de esa muestra en la Galería "Luis Cardoza y Aragón", del Fondo de Cultura Económica (FCE), Passarge se descubrió como parte los artistas plásticos y escritores que a 50 años de la aparición de esa obra son reconquistados por su autor, Julio Cortázar (Argentina, 1914-Francia, 1984).

Emocionada, la entrevistada subrayó que para ella resulta un hecho simbólico de enorme trascendencia que Rayuela cumpla medio siglo. "Esa inquietud, por suerte, encontró eco en mi compañero el fotógrafo Rogelio Cuéllar, e imbuidos por el espíritu cortaziano de juego y magia, invitamos a 50 artistas a la fiesta".

Desgranó lo anterior al explicar que ambos contactaron con medio centenar de escritores y artistas plásticos como Vicente Rojo, Vicente Rojo Cama, Boris Viskin, Sebastián, Roger von Gunten, Manuel Marín, Nunik Sauret, Jazzamoart, Sandra Pani, René Freire, y Alberto, Francisco y José Castro Leñero, entre otros.

Tocó a Cuéllar, quien terció en la entrevista, explicar la génesis de la muestra que permanecerá abierta hasta el 21 de julio: "Como en la escuelita, puse en mi casa una mesita y junto a ella una sillita de mi hija. María Luisa y yo les dimos materiales como pintura y acuarelas para que ellos hicieran su propia rayuela".

Detalló al explicar que para Cortázar, el argentino universal, rayuela es lo que en México se conoce como "avión", ese juego que se dibuja en el piso y se juega con una teja elaborada con papel, preferentemente periódico, humedecido. A decir verdad, se trata de un solaz esparcimiento al que hoy ya casi no se recurre.

Passarge y Cuéllar recordaron que otro motivo que los atrapó para llevar a cabo este proyecto, además del cincuentenario de la primera edición de Rayuela, la cual salió de la imprenta el 28 de junio de 1963, es que en 26 de agosto de 2014 se cumplirá el centenario del nacimiento del autor. "Y eso había que celebrarlo".

De acuerdo con los invitados a la ceremonia de apertura, Rayuela es un texto que cambió la literatura, sacudió a los lectores en todo el mundo y desde luego supuso el reconocimiento internacional de su autor, de quien el 12 de febrero de 2014 se cumplirán 30 años de su muerte en París, donde vivió desde 1951.

La aparición de Rayuela en 1963 sacudió el mundo literario de su tiempo y supuso una verdadera revolución en la narrativa en lengua castellana. Por primera vez un escritor llevaba hasta las últimas consecuencias la voluntad de transgredir el orden tradicional de una historia y el lenguaje para contarla.

Julio Cortázar es uno de los escritores argentinos más importantes de todos los tiempos. Realizó estudios de Letras y de Magisterio y trabajó como docente en varias ciudades del interior de Argentina. Ya en París desarrolló desde allí una obra literaria única dentro de la lengua castellana, entre sus cuentos y novelas.

Rayuela marcó un hito en la narrativa contemporánea y, sobre ella, Mario Vargas Llosa (1936) ha dicho que "ningún otro escritor dio al juego la dignidad literaria que Cortázar, ni hizo del juego un instrumento de creación y exploración artística tan dúctil y provechoso. La obra de Cortázar abrió puertas inéditas".

Carlos Fuentes (1928-2012), admirador del autor, dijo: "Si no hay una voluntad de lenguaje en una novela en América Latina, para mí esa novela no existe. Yo creo que la hay en Cortázar, que para mí es casi un Bolívar de la literatura latinoamericana. Es un hombre que nos ha liberado, que nos ha dicho que se puede hacer todo".

Por su parte, el mexicano Octavio Paz (1914-1998) escribió sobre la obra de Cortázar en su oportunidad que "prosa hecha de aire, sin peso ni cuerpo pero que sopla con ímpetu y levanta en nuestras mentes bandadas de imágenes y visiones, vaso comunicante entre los ritmos callejeros de la ciudad y el soliloquio del poeta".

Rayuela fue celebrada de tal forma desde que irrumpió en las mesas de novedades de las librerías, que incluso el enorme Gabriel García Márquez (1927) no se pudo contener al asegurar, para todo el mundo, que "Cortázar nos ha dejado una obra tal vez inconclusa pero tan bella e indestructible como su recuerdo".

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