45 años de vida bien merecen un vino y para celebrarlo, hace poco más de dos años Marcela Briz concibió esta idea para conmemorar el tiempo dedicado al trabajo, esfuerzo y dedicación. Un néctar de la vid que se sumara a la propuesta gastronómica del restaurante.

La tarea de crear este vino, nada sencilla, fue encomendada al sommelier y winemaker Pedro Poncelis Jr. quien con la ayuda de su padre lo diseñó.

“El propósito era encontrar el vino para acompañar la cocina del restaurante especializado en comida mexicana, el cual tuviera un maridaje perfecto y engalanara sus platillos; además de que jugara en boca con las especias e ingredientes utilizados por el chef. Además que armonizara con la mezcla de aromas en el ambiente invitando a un segundo sorbo y bocado.

“Elegir el blend fue el primer reto, la variedad Tempranillo de los Valles de San Vicente y de Guadalupe junto con la Shiraz del Valle de La Grulla, fueron las elegidas para compartir la botella, un paso de 13 meses por barrica francesa le otorgaron elegancia y sedosidad a la cosecha 2012”, explica Poncelis Jr.

De tono granate intenso, de notas que recuerdan a frutos maduros, dice el experto, como la ciruela y las moras, a las especias como la canela, pimienta, clavo con un poco de tonos mentolados.

“Una notable personalidad y equilibrio en boca permite acompañar la variedad de platillos ofrecidos en el menú, desde un robalo con escamoles hasta una costillita de cerdo con mole negro pasando por un chile ancho con marlin, un vino que podrá ser servido por copa inclusive, permitirá al comensal aprovechar la vérsatil personalidad de este caldo en diferentes maridajes”, puntualiza el experto en vinos.

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