Bajarse de un barco y subirse a otro para ponerse otra chaqueta política es una de las escenas más recurrentes que se observan en cada temporada electoral que se da en Querétaro.

Esto se da por traiciones y ambiciones dentro de los partidos políticos y los mismos equipos de campaña de las candidaturas. ¿Qué tanto beneficia a los partidos o candidatos que reciben apoyo de militantes o simpatizantes de otros partidos políticos?, yo creo que poco, aunque cada caso es diferente.

Desde que llegó la alternancia a Querétaro, se tienen visibilizados pocos actores políticos de relevancia que se pasaron de un partido a otro en pleno final de un proceso electoral, con el fin de cambiar las tendencias, pero el resultado no ha sido el esperado.

En 2003 hubo un par de casos relevantes que habría que recordarlos. El primero de ellos lo vimos con el entonces diputado federal Gustavo Buenrostro Díaz quien se bajó del barco de Acción Nacional para subirse a la campaña estatal del PRI.

Buenrostro, en aquel entonces, no quedó conforme con la elección interna del PAN ya que perdió con Francisco Garrido la candidatura a gobernador y por ese enojo se llevó sus canicas a la campaña del priista Fernando Ortiz Arana.

Ese mismo 2003, el candidato del PRD a la alcaldía capitalina Gonzalo Sánchez Vargas, a unos días de concluir el periodo de campaña, desconoció a su candidata a gobernadora, Celia Maya y llamó a votar también por el priista Fernando Ortiz Arana.

Estos cambios de camiseta o chaqueta electoral en su momento tuvieron únicamente un impacto mediático, pero no en el resultado electoral final, ya que Ortiz Arana perdió la elección constitucional con Garrido, quien gobernó la entidad de 2003 y 2009 y, por otro lado, Buenrostro y Sánchez nunca más tuvieron un papel relevante en la política local.

En 2009, en la elección de gobernador, no se recuerdan cambios de actores importantes que cambiaron de bandera, aunque seguro los hubo, pero con personajes poco conocidos, a los cuales no se les recuerda por lo mismo.

Para 2015, hubo varios militantes del PRI que dejaron este partido para sumarse a la campaña del panista Francisco Domínguez, pero el más recordado es Héctor González Flores, “El Platanito”, a quien por esta adhesión, fue público, que le dieron posiciones y cargos en Acción Nacional y en la Comisión Estatal del Agua.

Unos años después, el PAN y el gobierno estatal rompieron con González debido a que no vieron rentabilidad política en esta alianza.

En 2021, hubo varias adhesiones de militantes de otros partidos a la campaña de Kuri, pero todas de una irrelevancia debido a que no inclinaron la balanza pues ésta ya estaba más que inclinada, pues se recuerda que ganó la elección por una diferencia de más de 30 puntos frente a quien se ubicó en la segunda posición.

En el actual proceso electoral, vemos que cada semana se anuncian adhesiones de militantes de otros partidos, poco conocidos, a los proyectos de Felipe Fernando Felifer Macías y José María Chema Tapia. En ninguno de estos casos se observa que estos movimientos estén moviendo las preferencias, pues en las encuestas publicadas se ven las mismas tendencias que se traen desde hace varios meses.

Parece que los partidos, con el afán de ganar y garantizar un triunfo, aceptan a todo tipo de actor que llegue y ofrezca una cantidad de votos, aunque no exista un soporte que lo garantice, pues prometer y no cumplir, dicen, es la naturaleza de los políticos.

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