Verónica Ramos es originaria de Ramos Arizpe, Coahuila, y desde muy temprana edad encontró un gran regocijo a través de las artes. Con el paso del tiempo se dedicó a ejercer la licenciatura en informática, pero unos años después, cuando viajó a Alemania para estudiar arte, logró realizar uno de sus más grandes sueños.
Con una sensibilidad que se percibe en cada una de sus obras y en cada palabra, la artista plástica prepara una exposición en la que dará muestra del talento y la admiración que siente por las mujeres que han formado parte de la historia.
Pero eso no es todo, cada semana Ramos comparte sus conocimientos con la gente, que al igual que ella, está ávida de crear esculturas con sus manos. Es por ello que todos los martes y jueves se puede encontrar a Verónica impartiendo un taller de escultura en el Museo Casa de la Zacatecana.
En una entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL Querétaro, la maestra y artista dio detalles de su trayectoria, estilo de vida y también habló sobre su más grande pasión, el arte.
Actualmente impartes cursos en la Casa de la Zacatecana, ¿qué experiencia te ha dejado el ser maestra y qué realizan en el taller de escultura?
—Soy artista independiente, por lo que en mis tiempos libres trabajo la escultura, tengo una casa–estudio y desde que llegué aquí al museo me abrieron las puertas y daba clases de alemán, luego también di clases de mosaico y después de escultura, esto me ha resultado una gran experiencia porque aprendo de mis alumnos, tengo gente muy joven y muchos de ellos son aspirantes a la carrera de artes plásticas y este es su primer contacto con los materiales. Los oriento, trabajamos la escultura en cartón y papel maché y en diferentes materiales, lo que hace posible que el costo sea bajo y lo interesante es tener la posibilidad de modelar. Para el primer trabajo siempre recomiendo que hagan rostros, para que ellos mismos sientan y conozcan la anatomía y expresión de una cara.
¿Cuál es tu percepción del arte en la actualidad?
—El arte contemporáneo no es lo mío, ya que creo que un chicle masticado en medio de una sala no es nada; todo esto es puro esfuerzo y trabajo, son horas de inversión, los jóvenes que vienen aquí lo desarrollan y hacen el sacrificio de venir hasta acá para darle vida a sus obras. El arte se prostituyó; hay un acuerdo entre galeristas y museos, y hacen cosas que ellos llaman arte y lo venden. No creo en eso, creo que deja una decepción y considero que por eso la gente se aleja de los museos, porque no es tonta y sí se pregunta qué es lo que ve. Las obras se disfrutan porque son producto del esfuerzo, el arte es trabajo.
¿Cuál fue el camino que te llevó al arte?
—Recuerdo que desde muy pequeña tuve acercamiento con la pintura de manera autodidacta, luego empecé a tomar cursos de óleo y también de acuarela. Cuando era muy joven y tenía que escoger una carrera, me dejé guiar por los adultos y estudié licenciatura en informática, luego ejercí por cinco años y creo que la informática tuvo mucho que ver, ya que la música y el arte son básicamente matemáticas; todo eso me ayudó y además me permitió irme a Alemania y financiarme mi primera estancia en ese país. En San Miguel de Allende tuve mi primer acercamiento más a fondo y de ahí me fui a Alemania, cuando regresé decidí quedarme en Querétaro.
¿Cuál es el trabajo que te conforma? ¿Hay piezas que se han expuesto?
—Sí, hice dos exposiciones en el Museo de la Ciudad: Criaturas y Voluntad de lo efímero, que están compuestas por 14 piezas y son el resultado de seis años de trabajo, cada pieza lleva meses y como mi proceso creativo es de total libertad, las hago todas paralelamente, hay obras que no me hablan, pero de repente surge y las termino, como son un trabajo de tantos años, mi intención es exponerlo en otras partes o incluso aquí, pero en otros lugares.
¿Cuáles son los proyectos que tienes en puerta?
—Mi nueva serie tiene que ver con mujeres que admiro, he leído y visto documentales sobre ellas. Casi todas mis piezas tienen que ver con lo femenino, quizás porque es la parte que más comprendo, me gustaría poder personificar a estas mujeres y ojalá logre que tengan una expresión y que la gente pueda ir a verlas.
¿Hay algo distintivo en tus obras?
—En la primera serie que se llamó Criaturas eran todas blancas y tenían un hilo conductor que era la mirada, sentí que hasta que yo les ponía los ojos, ellas tenían un diálogo conmigo y ya sabía quiénes eran; la de Voluntad de lo efímero tiene que ver con la voluntad de querer lograr algo y de lo efímero, es una lucha de ambas, ya que todas tienen una necesidad de permanencia.
