En el auditorio del Centro de las Artes de Querétaro y como parte del Festival Internacional de Artes Escénicas, un numeroso público aguarda varios minutos a oscuras, en espera del inicio de la función. Pronto, un reflector apunta hacia el centro del escenario, donde yace una maleta de viaje con el estampado del rostro de Madonna; detrás de esta, aparece una mujer ataviada como la Reina del pop, quien haciendo playback de la canción “Material Girl”, recibe aplausos de los espectadores como si de un concierto en vivo se tratara.

“He acudido al engaño porque de lo contrario no iban a venir... en estos tiempos hay que saber de mercadeo para atraer al público”, dice hilarante La Farola, un personaje realizado por la actriz costarricense Teresa Morera en la obra Madonna en concierto, cuya puesta en escena se presentó en el marco de la tercera edición del Festival Internacional de Artes Escénicas 2018.

“Para romper el hielo les voy a contar una anécdota”, prosigue la actriz, quien mientras se va despojando poco a poco de la peluca rubia, las pestañas, los pupilentes azules y la ropa, relata una historia trágica sobre un hombre que la sedujo para robarle un riñón.

“Madonna” habla de la donación de órganos
“Madonna” habla de la donación de órganos

“Yo conocí a un muchacho, se llamaba Lorenzo; era un tipo simpático, atractivo y generoso… era sencillo y transparente, pero un día comenzó a susurrarme cosas extrañas como: ‘te quiero mucho higadito mío, páncreas de mi corazón, córnea hermosa, tarso y metatarso de marfil, tripita vanidosa, riñón de oro’”, dice con gracia La Farola, provocando las risas de todos los asistentes.

Entre cada acto de danza, la actriz platica su experiencia en el ministerio público y en sus propias pesquisas, compartiendo noticias sobre el tráfico de órganos y algunos datos sobre la manera en que las mafias involucradas en este negocio ilícito, operan en los países considerados de “tercer mundo”.

Me enteré de que despertar sin un riñón es más común de lo que todos creemos… es el negocio del siglo”, señala el personaje, quien toma el micrófono para desdoblarse y al alejarlo, se rompe y se desfigura en la desesperación: “¿Tengo que vestirme de Madonna para que ustedes me escuchen?, ¿qué más tengo que hacer para que reaccionen y decidan de una buena vez ayudarme?”, increpa al público, y afirma que tanto vendedores como compradores violan la ley: “Los órganos no se venden ni se compran, se donan”, enfatiza entre lágrimas.

Se trata de una obra escrita por la dramaturga costarricense Ailyn Morera, en la que se combina técnicas del teatro cabaret, el monólogo teatral y el stand up, manteniendo a los espectadores en vilo, entre la tensión y la risas.

Detrás de escena 

Teresa Morera es una actriz costarricense que llegó hace más de 20 años a México, con la convicción de seguir formando parte de proyectos teatrales en los que la conciencia social sea el objetivo central de sus libretos.

Así como La Farola se valió de algo tan mediático como Madonna para enganchar al público, yo busco con el teatro hacer algo más, y no sólo comedia por la comedia, o provocar la risa por la risa. El teatro es una herramienta muy importante, si el público no sale de la sala transformado, entonces no vale la pena hacerlo”; afirma, y agrega que esta obra fue estrenada este año en El Salvador, y ha sido presentada en Nicaragua y Costa Rica.

“Madonna” habla de la donación de órganos
“Madonna” habla de la donación de órganos

“El estreno mundial fue en abril de este año en El Salvador, porque es un país muy pobre y aguerrido, este tema está muy latente allá, además de otras problemáticas relacionadas con las Maras. Lamentablemente es una sociedad muy descompuesta. De hecho, a partir de la presentación se me acercaron víctimas del tráfico de órganos y asociaciones que trabajan con el tema, para agradecernos por la realización de este trabajo”, dijo.

Finalmente, la artista asegura que en sus planes está trabajar de cerca con universidades y ha intentado colaborar con organizaciones civiles en la entidad y el país, para visibilizar esta problemática y poder crear conciencia acerca de la donación de órganos, aunque sin mucho éxito.

He intentado acercarme al Centro Nacional de Transplantes en Querétaro, y me gustaría llegar al Nacional, pero ellos tienen miedo porque no se habla de tráfico de órganos, cuando es una realidad. De hecho hay una asociación dedicada al tema, de la que prefiero no decir su nombre; me contactaron y me dijeron que como no les constaba que había tráfico de órganos, no podían amparar a una artista para que lo dijera, y que modificara el texto”, lamenta.

bft

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