Lo cotidiano que habita siempre la literatura del escritor español Juan José Millás, ocupa un espacio principal en su nueva novela “Que nadie duerma”, una suerte de concatenación de casualidades, protagonizada por una mujer que, al quedarse sin trabajo, decide buscarse y buscar al hombre que ama manejando un taxi, desde el cual se siente libre y recorre su ciudad y su realidad.

El narrador y columnista del diario El País, conversó con el periodista Miguel de la Cruz sobre su nueva novela publicada por Alfaguara, pero también compartió sus acercamientos a la literatura y al periodismo, así como su fascinación por lo cotidiano de la vida, las casualidades, las sincronicidades y el azar que, dijo, es un mecanismo de relojería.

Me gusta mucho trabajar sobre las sincronicidades, que son esas casualidades a las que les damos sentido, y que se dan continuamente, pero no las vemos. La vida está llena de esas sincronicidades pero hay que estar alerta para mirarlas, de cierto modo esta novela es una concatenación de sincronicidades; es decir empieza por esta mujer que sale de su empresa, toma un taxi porque va con la caja de sus pertenencias y, en la conversación con el taxista, él le dice que no es mal trabajo”, cuenta Millás.

El autor de “La soledad era esto”, relató que toda la novela es así. “Ahí es donde vemos que el azar es uno de los mecanismos de más precisión que podamos manejar, el azar es un mecanismo de relojería”.

Ante un auditorio que se dio cita en el Museo de la Ciudad y se dejó seducir por su manera de contar, Juan José Millás aseguró que a él lo que le interesa —tanto en la literatura como en el periodismo—, es hablar de lo cotidiano, pero buscando lo misterioso que hay en ello. “La gente piensa que lo raro está fuera y yo creo que lo raro está en lo normal y nada más hay que buscarlo”, destacó.

El narrador nacido en Valencia, España, en 1946, y cuya obra literaria se ha traducido a más de 20 idiomas, aseguró que el periodismo y la literatura son territorios complementarios.

Muchos de los hallazgos del periodismo los llevo a la novela y muchos de los hallazgos de la novela los llevo al periodismo; es decir, yo no tengo la intención de que haya una frontera muy grande entre una cosa y otra, ni tengo la impresión de que cuando escribo para el periódico no estoy haciendo literatura; estoy haciendo literatura, lo que pasa es que son lenguajes diferentes. A mí me gusta mucho escribir, me gusta mucho la columna; yo llegué tarde al periodismo, cuando llegué a él ya llevaba publicadas cuatro o cinco novelas, llegué tarde porque me gustaba demasiado el columnismo”, afirmó el autor de “No mires debajo de la cama”, a quien por cierto, le fascinan los pájaros.

bft

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