Con una hermosa puesta en escena del clásico La Bella y la Bestia, la escuela de danza Nijinsky celebró su cierre de cursos, en el que participaron todos los grupos, desde el nivel pre-primary hasta advance.

Familiares y amigos de los bailarines arribaron al Teatro del IMSS y esperaron la tercera llamada para constatar los avances de los estudiantes, quienes ataviados a modo de campesinas, aldeanos, tacitas, plumeros y hasta la tetera, inundaron el escenario con la dulce fantasía de los personajes.

Cerca de 500 asistentes presenciaron los dos actos que tuvieron una duración de aproximadamente 45 minutos, estos requirieron de casi tres meses de preparación; cada sección de la puesta fue practicada por grupo; finalmente fue ensamblada de manera general en tres ensayos para cuadrar todos los detalles como una obra completa.

Además de la gracia y el talento de las estudiantes, se contó con la colaboración de artistas invitados en escena, tal como la participación del maestro Mariano Avilés, de la escuela de ballet de la UAC, quien personificó a Gastón.

El anhelado papel de Bella fue interpretado por Paola López e Irantzú de Gandiaga, quienes alternaron al personaje en los dos horarios que se presentó —tanto a las 12 del día como a las 5 de la tarde— ambas también personificaron a la hechicera, de manera intercalada.

Uno de los momentos más emotivos de la presentación, fue cuando la directora de Nijinsky, Silvia Herminia Ramírez Castañeda arribó al escenario para agradecer a las maestras por su apoyo y dedicación, premiándolas de manera representativa con un ramo de flores, mismo que también le fue obsequiado a Mariano por su colaboración y a la fundadora de esta institución: Herminia Castañeda San Román.

Al final de la puesta en escena, acompañantes y familiares, recibieron complacidos a sus pequeños artistas, quienes no dejaron de sonreír tras su actuación.

Nijinsky que cuenta con más de cuatro décadas de experiencia en la enseñanza de la danza, se caracteriza por brindar un espacio alejado del ajetreo diario, en donde los alumnos encuentran un recinto para desarrollar su arte, que además del ballet, pueden experimentarse géneros como jazz, danza irlandesa y capoeira, entre otros ritmos que no sólo se aprenden a desarrollar con soltura, sino también con la técnica adecuada.

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